Relativismo y pluralismo

Desde un punto de vista ético, el relativismo es una tesis o doctrina, según la cual no se puede decir de nada que es bueno o es malo, sino que la bondad o maldad dependen de circunstancias, condiciones o momentos. Creo que pocos habrá que sostengan esto de un modo radical, y que, en cambio, muchos sostendremos, sostenemos y hemos sostenido algo de esto de una forma moderada. Por eso me da un poco de miedo que llamemos relativismo sin más a cualquier duda, matiz o distinción sobre la verdad absoluta, y que a cualquier no absolutista le endilguemos el mote de relativista. Porque hay muchos que distinguen, ya lo creo, el bien del mal, y  comparten valores universales, pero quizás no todos o no todos de la misma manera que otros muchos. No todos, por ejemplo, tienen el mismo concepto del valor libertad, ni tienen el mismo aprecio a las diferentes libertades, y cultivan mucho más una que otra, pero pocos, creo, confunden libertad con falta de libertad, con esclavitud, con opresión o con puro libertinaje. No me atrevería yo, por todo esto, a llamar a cualquiera, en estos casos, relativista; tal vez pluralista, alguien intermedio entre absolutismo y relativismo, relativista moderado y razonable-razonante, etc. Dejándonos llevar por ciertas voces agoreras, corremos el peligro de  ser nosotros mismos tachados de absolutistas y de acusar a todo el mundo de un relativismo radical, que ni sostienen ni quieren sostener.