“Mi hjo era de ETA”

El segundo libro del ingeniero y ex-político José Ramón Goñi Tirapu se estructura en torno a la columna vertebral de una larga carta -letra cursiva-  paterna y paternal, no partenalista, escrita a su hijo, pasado, un día,  a uno de los comandos legales de ETA. El padre va describiendo en esa carta, que muscula todo el volumen, la historia de los dos, pade e hijo, desde las primeras vivencias familiares hasta su último encuentro, antes de que el joven entrara en el infierno  terrorista, donde le habían precedido varios tíos carnales, y de donde no se sale sin mucha dificultad. Y, como comentario más extenso y circunstancial, fluye la historia exterior del propio autor -sus ancestros carlistas navarros, su familia numerosa, el seminario de Pamplona, el traslado a Guipúzcoa, su militancia socialista y sus cargos políticos, su experiencia como gobernador civil en San Sebastián, sus muertos y sus funerales, su dimisión, su vida en Madrid…-. Todo va escrito directamente, a la pata la llana,  con emotiva vivacidad, que nunca deja al sentimiento descarrilarse en sentimentalismo, sino, como es propio de toda persona cabal, lo lleva uncido siempre a la inteligencia y  a la voluntad, de las que nunca se separa demasiado. Ni sentimentalismo, pues, ni frío estoicismo “racional”, del que algunos se enorgullecen, como si la  razón pudiera desuncirse del todo de la volición (querencia) y el sentimiento. Aqui no hay, como podría temer el lector, ni síndrome de Estocolmo, ni cosa que se le parezca. Uno de los españoles que mejor ha conocido el independentismo terrorista vasco, y de más cerca lo ha sufrido, hasta jugarse hartas veces la vida, no disimula una pizca su aborrecmiento al terror,  su condena constante del sistema que lo cultiva, ni el desprecio que le merece el entorno cobarde e inhumano que lo con-tiene y sos-tiene. En pocos libros encontrará el lector más viva la tragedia de un padre ya de por vida vulnerado; de una familia tradicional desgarrada por las diversas opciones entre la decencia y el crimen; la tragedia de la degradación de buena parte de la sociedad, como la vasca (y navarra), y hasta  la de esa parte de la humanidad que vive en Euskadi  (y Navarra) y ha perdido (¿a la vez que los religiosos?) sus valores humanos fundamentales. Pero ¿desde cuándo, podemos preguntarnos, y debido a qué causas principales, se perdió en esa tierra, que se preciaba de haber sido elegida por Túbal y dió a Ignacio de Loyola,  Larramendi o Cardaveraz, la humanidad, la clemencia, la compasión, la tolerancia, la reconciliación… tan antiguas? Una sola cosa se me ocurre subrayar aqui con la sangre de tantas víctimas habidas en Guipúzcoa: si hubiera habido muchos padres como José Ramón Goñi Tirapu, y se hubieran conocido sus palabras y sus hechos, se hubiera ahorrado mucho dolor y mucho luto, y, además, estaríamos hoy más cerca de  ver alguna salida a esa degradación colectiva. – Uno de los fragmentos primeros de esa carta vertebral reza así: Imagino que puede ser duro para ti  leer estas páginas. Si fuera así, estaríamos en el inicio de un camino que puede conducirte a algo nuevo, algo que te ayudaría a evolucionar. Necesito creer que no te han lavado el cerebro y arrancado las glándulas en las que se generan los sentimientos. Pero ignoro cuál es tu realidad. El adoctrinamiento es el peor enemigo de la evolución. La libertad es la mejor garantía del progreso del hombre. Me gustaría que miraras de reojo a alguna de estas víctimas y reconocieras en ella a un ser humano. Sólo por eso habría tenido sentido escribir este libro.