Lo políticamente… cobarde

Uno esperaba que el presidente del Club de Fútbol Barcelona, Sandro Rosell, ya que quiso hablar del asunto del día, hablara sensatamente, como parece que puede exigírsele al presidente de un club que va jugar el partido final de la Copa del Rey. Por ejemplo, que esperaba que sus jugadores y aficionados se comportaran con dignidad y prudencia, con respeto y hasta con gratitud ante el Príncipe, que iba a presidir el acto y entregar la copa del Rey, su padre. También con respeto, al menos, ante el himno de la nación, que es la de todos, en cuyo ámbito se juega la competición de la Copa, y más en Madrid, capital del Reino… O cosas así. Pues no, ha dicho este señor miedoso, por no decir algo más severo, que espera que todos los barcelonists puedan expresar sus sentimientos, faltaría más. Hombre, sus sentimientos y… sus voliciones y sus convicciones. ¿O creerá este señor, como  tantos otros, que los sentimientos se originan y se manifiestan separados de las voliciones y las connvicciones? Sí, el señor Rosell ha dicho algo que es politicamente… cobarde. Lo políticamente correcto, prudente, sensato, honrado, humano es otra cosa.