Historia en Sevilla

Acudo a Sevilla como ponente del simposio, en su XVIII edición: Memoria histórica: la Iglesia y la Segunda República Española, organizado por el Arzobispado y que tiene lugar en los Reales Alcázares de la ciudad. Conozco Sevilla desde hace muchos años, pero la encuentro ahora tan bella, tan primaveral, tan estallante, que me parece, aun en el recuerdo nostálgico, nueva. Comienzo mi intervención con una referencia breve a la Sevilla de los cardenales Ilundain y Esteban, navarro y buen amigo de Vidal y Barraquer, asi como Segura y Sáez, de políticos como Martínez Barrio o Jiménez Fernández, a quien conocí y visité en su casa en los años sesenta, o la Sevilla de tantos comunistas y sindicalistas cenetistas, bien conocidos en años republicanos, o del general Queipo de Llano. Mucha historia reciente de España. En la celebración de los 100 primeros números de la revista Aventura de la historia, del grupo editorial El Mundo, dijo el invitado de honor José Luis Rodríguez Zapatero cosas como éstas: “Si se falsean los hechos, si se bucea en el pasado más o menos remoto con voluntad selectiva, no se hace historia. Se busca simplemente, revestidos con el armiño de la historia y de la ciencia, encontrar coartada para juicios predeterminados sobre el presente, o, peor aún, para la formulación solemne de profecías, cuyo desmoronamiento exigirá el paso de una o dos generaciones. Estarán conmigo en que, en los últimos tiempos tenemos sobrados ejemplos de esto último“. Ya lo creo que estamos. Sobre todo en los tiempos en que gobierna nuestro presidente actual del Gobierno.