Fundación Pablo Iglesias

Vengo al seminario Izquierda obrera y religión en España (1900-1939), organizado por la Universidad de Alcalá de Henares y la Fundación Pablo Iglesias, y mi ponencia se titula, además, Pablo Iglesias y la Iglesia. Así que voy a visitar la Fundación, que dirige un admirado colega investigador, a quien debemos todos mucho, y coautor de una reciente obra en varios tomos sobre biografías socialistas. Allí encuentro algunos de mis viejos trabajos, que ni siquiera recordaba. Voy viendo en una de las pantallas casi un centenar de cartas del fundador del PSOE. Recojo dos breves citas, que apunto para mi ponencia. Una es de la carta dirigida a dos niños de La Arboleda (Vizcaya), que habían escrito al diputado socialista por Madrid: Para ser buen socialista, hay que ser buena persona. Lo que está en línea con la clásica figura del bien como justicia total. Y otra, en carta al concejal federal de Madrid, Pedro Niembro, en 1908: El partido en que milito ha sido siempre un partido revolucionario, y aunque no es aficionado a las algaradas, sus actos han de responder a dicho carácter.