Ciudad de santos y sabios

Recorro de nuevo toda la ciudad histórica, la ciudad de santos y sabios, como  le gustaba llamarla a don Miguel de Unamuno. Voy releyendo indicadores, inscripciones, placas conmemorativas, que son muchos, dentro del itinerario de la Ciudad Literaria y de la Ciudad de las Tres Culturas (título siempre excesivo). En los viejos Barrios, Judío o Moro, a veces cuesta imaginar los adarves, callejos y callizos de antaño. Cuántos nombres, entrañados en la vida de la ciudad, que recuerdo con emoción y  veneración, protagonistas de la historia de Alcalá, de Castilla, de España y de todo el mundo: santos Justo y Pastor, san Ildefonso, san Diego de Alcalá, Isabel la Católica, Nebrija, Cristóbal Colón, Catalina de Aragón, Alonso  de Carrillo, Ginés de Sepúlveda, cardenal Cisneros,  Juan de Vergara, Arias Montano,  Gil de Hontañón, Carlos I, Fernando de Austria, príncipe Carlos, fray Luis de León, santa Teresa de Jesús, Mateo Alemán, Huarte de San Juan, san Juan de la Cruz, santo Tomás de Villanueva, san Juan de Ávila,  san Ignacio de Loyola, Vallés, los Carranza, Covarrubias, Lópe de Vega, Miguel de Cervantes, sor Luisa de Belén de Cervantes, cardenal Sandoval y Rojas, cardenal Tavera, Mariana, Suárez, Tirso, Calderón, Caramuel, Jovellanos, John O´Neill,   Miguel de Unamuno, Juan José de Lecanda, Manuel Azaña, Andrés Saborit… Revivo el erasmismo alcalaíno, con los navarros Juan de Eguía, editor, y el dominico Sancho de Miranda, hermano del arzobispo Carranza, entre otros más ilustres. No hubo en España nada parecido. Hoy la vieja Alcalá sigue siendo el conjunto universitario-eclesial más granado de España, salvo el núcleo central de Salamanca. Claro que los inmensos espacios dedicados antes a los colegios y conventos son difíciles de ocupar y carísimos de rehabilitar.  Por ejemplo, en el enorme cuartel  de San Diego, un gigantesco mamotreto junto a la Universidad cisneriana, levantado en el siglo XIX sobre un convento franciscano del XV, y hoy vacío, podría caber todo el ejército español. La actual Universidad no puede llegar a todo. Por otra parte, es pena que casi todos sus profesores vivan en Madrid o poblaciones cercanas, y muchos alumnos también, lo que resta densidad y hasta realidad universitaria a la ciudad. Entro y salgo por la calle Mayor,  peatonal, alegre y cómoda de pasear en días laborales: soportes de piedra viejos y nuevos, casas de dos plantas, con algunas buhardillas, a los dos lados ,y los bajos convertidos en minúsculas tiendas. La crisis ha hecho aparecer aqui también algunos letreros de Se vende y Se alquila: menos mal  que hay igualmente un visible Menú anticrisis, 6´50. Patrimonio de la Humanidad, nada menos, Alcalá de Henares, un día amurallada y hoy abierta, torreada y encigüeñada, se cuida cada día más. Volver acá es asistir a una pemanente renovación. Un gozo.