Engañar y engañarnos

Qué triste el día, en que, después de habernos mentido muchas veces a nosotros mismos, y después de sufrir innummerables mentiras de los otros, ya no no creemos a nadie.


Nunca se pierden del todo -reza un humorado proverbio chino- los años que se quita una mujer: van a parar a cualquiera de sus amigas. Y seguirán yendo, mientras ninguna de ellas sea consciente de que ha cargado con ellos.

– Que busquemos un denominador común ético y universal no quiere decir, ni mucho menos, que nos conformemos con una ética de mínimos.