Denominador ético común

Que busquemos un denominador común ético universal no quiere decir, ni mucho menos, que nos conformemos con una ética de mínimos.


– El ateísmo feuerbachiano niega a Dios en cuanto esencia ilusoria que cree arrancada al hombre, y afirma, por el contrario, la verdadeera esencia de éste último. Pero a la vez separa al individuo (persona) de la esencia del hombre, que asume, como se ve, rasgos divinos.


– Ninguno de los almohades conoció la almohada. En caso contrario, se hubieran quedado en España unos cuantos siglos más.

– Llamamos felicidades (las que nos deseamos en los cumpleaños) a las pequeñas satisfacciones. Y no sabemos bien qué queremos decir cuando decimos felicidad: tal vez la vocación vital cumplida.