En la Aljafería de Zaragoza

Tras volver a visitar hace un mes la Seo espléndidamente restaurada, la Basílica del Pilar, la Lonja, el teatro romano y las termas, visitamos esta mañana el foro y el puerto romanos, algunos palacios del casco antiguo y, por la tarde, el palacio de la Aljafería -tres palacios en realidad: el islámico, el cristiano medieval y el de los Reyes Católicos-, declarado Patrimonio de la Humanidad en lo que al arte mudéjar respecta, y cimas los tres del arte respectivo así como modelos de otras construciones ejemplares en España. Cosas de nuestro tiempo: cuando la guía, admirable en su exposición, nos muestra varias de las pinturas de uno de los techos del segundo palacio, nos hace notar que  son muestras de las tres religiones de nuestra Edad Media: “la musulmana, la judía y la cultura greco-latina” (sic). Al visitar -era la vez primera que yo veía esta parte del palacio- el salón de sesiones de las Cortes de Aragón, luce en el frontal del hemiciclo, encima del sillón presidencial, un bellísimo logotipo del escultor turolenese Pablo Serrano, que sustituye al muy antiguo y venerable escudo de Aragón, que lleva en uno de sus cuarteles cuatro cabezas de moros cortadas. No les pareció bien a la mayoría de los parlamentarios aragoneses que les presidiera tan sanguinario recuerdo y lo sustituyeron, en febrero de 2006, por la escultura de su paisano, regalada a las Cortes en 1984, esculpida en bronce, acero carbono y bronce pulido, con el título Lugar de encuentros. Cuatro casi-círculos (no semi-círculos) concéntricos, abiertos bien por un lado bien por otro, que forman un armónico juego de líneas y de vacíos, com-penetrados: claridad, apertura y transparencia. El logotipo utilizado en todas partes interpreta la escultura con los colores del escudo y de la bandera de Aragón. Según nuestra amable guía, el escultor quiso significar el acuerdo político entre los grupos y el esforzado e inteligente intento por conseguirlo. En estos ruidosos días de pre-camapaña electoral, el logotipo de Serrano me gusta y me maravilla.