En Aralar

En Aralar
nos sorprende la nieve
no más llegar.

Se derrumba el otoño
y el hayedal
se hace gris, cenizoso,
casi invernal.

San Miguel el arcángel
vence a Belial
y hace su monte santo
más celestial.

Un ejército angélico,
piramidal,
inunda la mañana
de luz nival.

Qué sorpresa tan leve,
tan vertical.
Qué alegría tan fresca,
tan natural.

En Aralar
nos sorprende la nieve
no más llegar.