El Tribunal de Cuentas

Lo conocí de cerca  y por dentro cuando me invitaron, siendo presidente del Parlamento de Navarra, para  hablar a sus miembros del régimen foral de Navarra y de nuestro proyecto de Amejoramiento. Tuve después varios compañeros senadores en la ilustre casa. La impresión que ayer pudieron sacar los televidentes del programa Salvados, que pilota Jordi Évole, no pudo ser peor. Para comenzar, José García Abad, que hacía de guía y portavoz del Tribunal ante el periodista, afirmó que los ilustres miembro no la hincan, apenas si asisten a las sesiones, son muy provectos, algunos de ellos octogenarios y casi todos ex ministros, ex  senadores y ex congresistas. Y todavía uno de los polìticos entrevistados después por Évole se empeñaba en llamarlos independientes. Por si algo faltaba, llevan cinco años de retrasso en el examen de las cuentas del Estado. Ninguno de los miembros del Tribunal accedió, claro, a ser entrevistado. Los dos representantes de los dos grandes partidos españoles, entrevistados en la segunda parte por Évole, no pudieron estar peor: nada autocríticos, premiosos, escurridizos, titubeantes… intentaron justificar el secretismo de las donaciones; no supieron explicar la contradicción legislativa de prohibir donaciones  a los partidos pero no a las fundaciones de los  mismos; no sabían la cifra de lo que habían gastado en la campaña electoral; no se atrevieron a criticar las condonaciones de las deudas por los bancos… Una desgracia. Nuestro Tribunal de Cuentas no pudo tener ayer peor día.