Archivo por meses: febrero 2009

Una nueva edad

En Estrasburgo (Illkirch), mi querida capital europea, símbolo de la paz tras la guerra, de reconciliación franco-alemana y de la unión europea, habrá dentro de poco, por vez primera desde el fin de la guerra mundial, 600 soldados alemanes, parte del batallón franco-alemán de 5.000 hombres, hasta ahora sólo en suelo alemán. Cuando, ayer por la mañana, Ángela Merkel, sorprendida por la confidencia, le preguntó a su interlocutor el presidente Sarkozy si era consciente de la reacción que podría causar en Francia el notición, el presidente francés le contestó: –Hemos entrado en una nueva edad. Enhorabuena.

Brazos y piernas

Al coro anticlerical de estos últimos días contra la visita del cardenal Tarcisio Bertone se añadió ayer desde su tribuna televisiva, con voz vehemente de oráculo, Iñaki Gabilondo, leyendo un mal texto literario. Y qué texto: jubileo, despendole político y social, gigantesco botafumeiro, peloteo rastrero, adhesión inquebrantable, Iglesia insaciable que lo quiere todo, desagradecida ante el Gobierno más desprendido en cuestiones monetarias, España como su cortijo, propietaria de esta vieja tierra… ¿Tiene todo esto algo que ver con la vissita de Bertone a España, por cierto invitado por la Conferencia episcopal, y con las entrevistas con miembros del Gobierno? Poco o nada. ¿Tiene algo que ver con la actitud del presuntuoso periodista y de su cadena para con el Gobierno socialista? Mucho. Es una pena que un hombre valioso como el locutor vasco se despendole (él sí) por un acto como éste y no ante atropellos, injusticias, disparates de todo género ocurridos en la vida española, que no le han sacado de sus casillas como en esta ocasión. Y para terminar, esta zafiedad, tan propia de otros tiempos, de otros ámbitos, de otros personajes: Un despliegue casi humillante de brazos y piernas abiertas. ¡Mala gramática! Hasta ahí se ha descendido en este país. Y esta vez no es un político, sino un tele-predicador solemne de ética y estética progresistas!

Congelación

En una jornada de nieve y hielo, un banco español de los grandes acaba de anunciar la heroicidad de que, por motivo de la crisis, va a congelar los sueldos de sus altos directivos (altos sobre todo por la altisima cantidad que cobran). A pesar de su altura, seguro es que  los directivos no van a quedar congelados.

Anticlericalismo de IU

Leo en EP digital la sección de comentarios de los lectores a la noticia del encuentro del secretario de Estado Vaticano con la vicepresidenta del Gobierno español. Es una muestra muy expresiva de lo que ha sido históricamente el más zafio anticleralismo español y de lo que, por lo visto, sigue siendo. He leido las 14 páginas y la inmensa mayoría echa pestes contra Rodríguez Zapatero y promete dar los votos a IU en la próxima ocasión. La impresión que uno tiene es que, tras la derrota de las propuestas de IU en en el Congreso, ese mismo día, sobre apostasía, eutanasia y otras imperiosas necesidades del momento, alguien ha organizado esta bateria de mensajes anticlericales y antizapateristas en el primer diario digital español: lo que muestra también el valor relativo de ciertos escritos, por numerosos que sean. El furor contra la Iglesia y el PSOE se une con el mal gusto y la ignorancia (hasta de la ortografía). Hablan de arrodillarse ante el Vaticano, de que la Iglesia derrotó a la República, y qué yo. Ya en los años veinte del siglo XX se quejaba el anticlerical Jaime Torrubiano de la zafiedad e ignorancia del anticlericalismo español. Aqui tenemos otra prueba. No nos engañemos: eso es lo que hay.

Docetismo

Como ya lo temí, el levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos lefebvristas y sobre todo el que uno de ellos hubiera negado hacía poco el holacausto judío por los nazis ha puesto en un brete al mismo papa. Hasta Ángela Merkel le ha exigido una firme y clara condena de lo dicho por el prelado reaccionario. Y hay comentarios  en todas partes sobre herejías, cismas y otras verduras teológicas. Recuerdo que don Miguel de Unamuno solía entretenerse algunas veces en tertulias o conversaciones ligeras con amigos, clérigos, colegas polémicos o buenas gentes que le preguntaban curiosonas por su fe, hablando de ortodoxias y heterodoxias, y se reía mucho acusándolos  a unos u otros de  arrianos, monofisitas, monoteletas, ebionitas, cátaros, etc., y algunos de sus interlocutores no entendian qué quería decir todo eso. Volviendo al origen de este caso y otros parecidos, recuerdo que la primera herejía (aíresis: elección [errónea]) sectaria, que surgió en el movimiento de seguidores de Jesús (llamado en griego ecclesía: reunión, asamblea), fue la denominada herejía docetista de quienes no creían que Jesús  era verdadero hombre, con todas las enormes consecuencias que eso lleva consigo, sino que sólo lo parecía (dokeo: parecer). Ya la llamada Primera carta de Juan, escrita a finales del siglo I o comienzos del II, es contundente: Todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios, y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, es del Anticristo. Y casi a la letra se repite en la  Segunda carta de Juan. Y la herejía docetista, en sus varias versiones, es tal vez la más duradera, la que más se repite a lo largo de la historia, una de las más perjudiciales para la verdadera vida cristiana.

Las buenas palabras

Desazonado por las agrias palabras, por las irritadas actitudes, por las actuaciones injuriosas que pueblan cada día las gacetillas de nuestra vida política y social, leo con placer un viejo texto de Francisco Pacheco, en su archifamoso Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones (Sevilla, 1599), que  ha  sido calificado como el más bello manuscrito del siglo XVI, hoy en la Fundación Lázaro Galdiano, de Madrid:  Otra objección le suelen poner [al escriturista Arias Montano]: que habiendo interpretado las Escrituras, no hablase nada contra los herejes; cosa en que, por ventura, puso cuidado por por no irritallos, haciéndoles aborrecibles sus obras, pues no habiendo injurias que temer en ellas, bebían sin recelo la sana doctrina. Que verdaderamente las buenas palabras solicitan los ánimos y los apartan del error, y las malas artes indignan  y dexan en obstinación

De andar y pensar


¿No es demasiado cómodo a veces esperar hasta que la muerte nos separe?


Pi (Margall) ha sido el político de apellido matemático más puro que ha existido.


Toda buena tra-ducción (conducción a través de) es meditación y reflexión sobre lo que dice o escribe un autor. Nunca una mecánica trasposición.


Qué difícil es unir sin confundir, distinguir sin separar.

Los políticos llegan a creer que actúan en interés de los ciudadanos, porque llegan a convencerse de que el interés de los ciudadanos coincide con los objetivos de su actividad.


Ningún carbonero ha sido nunca, que yo sepa, carbonario.

Toda realidad es ya una realización. Todo es ya condición condicionante, que parte de un principio incondicionado.

Amarguras en el poder

Cada día oímos o leemos sobre amarguras de unos u otros políticos en el poder, que resisten en él, lo abandonan o/y reflexionan sobre el mismo. Uno de los políticos e intelectuales a la vez más importantes de la política española en el siglo XIX, Francisco Pi Margall (1824-1901), forzado a dimitir de la presidencia del poder ejecutivo de la I República Española, tras sólo 37 días de mandato, agobiado por la rebelión cantonalista, la guerra carlista, la división de amigos y enemigos y la deplorable situación general de España, escribía poco tiempo después: Han sido tantas mis amarguras en el poder, que no puedo codiciarlo. He perdido en el gobierno mi tranquilidad, mi reposo, mis ilusiones, mi confianza en los hombres, que constituía el fondo de mi carácter. Por cada hombre agradecido, cien ingratos; por cada hombre desinteresado y patriótico, cientos que no buscaban en la política sino la satisfacción de sus apetitos. He recibido mal por bien