Archivo por meses: mayo 2007

Otra vez los pogroms

Con el título Otra vez los pogroms, ¡qué vergüenza!, publicaba hace dos días Alfonso Sastre en el diario portavoz de ETA-Batasuna una breve diatriba contra la impugnación por el Gobierno español de las listas electorales presentadas, a la cara o al revés, por esa organización independentista terrorista. Para el dramaturgo y escritor español, defensor incansable de los etarras, esa elemental defensa del Estado de derecho es un pogrom, palabra rusa que significa destrucción y devastación, en el sentido de matanza y pillaje llevada a cabo por una multitud enfurecida contra una colectividad, especialmente contra los judíos. (La expresión correcta en español es pogromo). Para eso se va Sastre no sólo, y como es natural, hasta los nazis de los años treinta y cuarenta del pasado siglo, sino hasta la peste de Milán y sus inocentes victimas, tema célebre de Manzoni, y, cómo no, hasta la Inquisición (se supone que la española sobre todo). No se le ocurre citar a este defensor impertérrito del bolchevismo -cosa que confirma explíctamente en su escrito-, los pogromos leninistas, stalinistas, maoistas, polpotistas, etc. de tiempos muy recientes, pero ni siquiera los únicos pogromos que ha habido en España en estos últimos tiempos, que son los de su querida banda. Es, como habitualmente sucede con muchos cínicos y fanáticos, la historia al revés. Los verdugos intentan hacerse pasar por víctimas. Los asesinos, por beneméritos de la sociedad. Ya Platón, en su Trasímaco, nos hizo ver que cuanto más injusto es y quiere ser el hombre que comete injusticias, más habla y necesita hablar de justicia a todas horas y en todo lugar. He aquí un ejemplo más, repugnante.

Elecciones en la UPNA

La Universidad Pública de Navarra (UPNA) o, mejor, la Universidad Autónoma de Navarra, institución capital para el progreso y la estabilidad de nuestra Comunidad, necesita en estos momentos un poco de sentido común, un mucho de impulso creativo, en perspectiva europea, otro tanto de incardinación en la realidad humana a la que sirve y por la que es sostenida, y bastante también de orden y de concierto. Todo esto, y más, esperábamos del candidato a rector, Antonio Purroy, y de su equipo. Pero los votos de esta segunda vuelta no le han sido favorables, por pequeña que haya sido la diferencia. Me temo que las consecuencias puedan ser no pocos duelos y quebrantos. Creo que los navarros, incluidos los políticos en general, y hasta muchos universitarios que aquí enseñan, estudian y trabajan, no tienen todavía una atinada conciencia de lo que es y puede ser nuestra Universidad para todos. No sólo las elecciones políticas son decisivas. En fin, la historia del hombre consiste en abrir y cerrar posibilidades. Unas se han cerrado hoy. Lo que no quiere decir que todas se hayan bloqueado para siempre.

Prohibir la religión

Entre las nuevas invectivas anticlericales y antieclesiales, por desgracia frecuentes también en tierras anglosajonas, han recorrido el mundo unas declaraciones del cantante inglés Elton John, hechas hace unos meses a una revista muy conocida: “Yo prohibiría terminantemente la religión: convierte a las personas en ratas odiosas, y no es precisamente compasiva“. No sé si esta manera de pensar es en él reciente o viene de lejos. Si fuera esto último, no sé cómo no aprovechó el popular cantante, para decir cosas como ésas, el funeral de la princesa Diana de Gales en la catedral de Canterbury, al que fue invitado como cantante lírico por la reina Isabel II, cabeza de la Iglesia de Inglaterra Gales, y por su hijo Carlos, heredero de todas las prerrogativas reales. O cómo se aprovechó él mismo de la religión, en acto tan solemne, para contribuir, poco o mucho, a convertir a la gente en ratas odiosas. De todos modos, al querer prohibir toda religión, lo que parece seguirse de sus palabras, no sé tampoco si ha pensado bien a cuántos millones de personas dedicadas a tiempo completo o parcial a tareas compasivas y eficaces en todo el mundo llegaría su implacable prohibición. Él, tan dado a condenar todo tipo de prohibiciones. Él, tan compasivo con todos, incluso con los que no ganan tantos millones de libras y dólares como él.

La patria de Anaxágoras

Hablaba ayer de patrias, y hoy leeo lo que Diógenes Laercio nos cuenta de Anaxágoras de Clazómenas, aquel filósofo griego residente en Atenas, del que apenas conocemos un millar de palabras, presuntamente suyas; amigo y maestro de Pericles, ampliamente citado por Platón. Retirado de la vida pública y dedicado al estudio de los fenómenos naturales, alguien le preguntó un día: “¿Es que no te interesa nada tu patria?” A lo que respondió el filósofo: “Habla con cuidado; a mí me interesa muchísimo mi patria“, a la vez que señalaba el cielo. ¿El universo? ¿El “intelecto, creador del mundo“, por lo que es sobre todo conocido en la historia de la filosofía? No parece que fuera el cielo de los dioses para un hombre que, por impiedad, fue condenado y desterrado de Atenas. Pero, sea lo que sea, y digan lo que quieran quienes afirman que patria no hay más que una o que los trabajadores no tienen patria, si patria quiere decir algo más que el lugar de nacimiento de los padres, los hombres tenemos o podemos tener varias o muchas patrias (y matrias y fratrias): personales, políticas, culturales, espirituales o religiosas. Y también el cielo, que para los creyentes, es Dios, patria completa, eterna y definitiva. Ojalá fuera ésa la de Anaxágoras de Clazómenas.

Dos de Mayo

Tras la fiesta internacional del Trabajo, Primero de Mayo, celebrada con más o menos fervor en todo el mundo, llega la fiesta nacional española del Dos de Mayo, reducida hoy a fiesta madrileña (de la Comunidad Autónoma de Madrid), seguida por la fiesta del día 3, que es la fiesta de no tener fiesta. ¿Quién se acuerda de las novelas patrióticas de Pérez Galdós, Napoleón en Chamartín, Zaragoza o Gerona? Todavía confunden muchos patriotismo con nacionalismo. Y sólo el primero parece tener una especial consideración entre los llamados nacionalistas vascos: abertzale = patriota. En la primera de esas novelas citadas, el escritor canario pone en boca del veterano don Santiago Fernández, el Gran Capitán, amigo del protagonista Gabriel de Araceli:La ley ineludible de la Patria me ha puesto en un lugar que debo defender, aun a costa de la vida. ¿Que vienen fuerzas superiores? ¡Pues vengan! La Patria me manda esperar tranquilo, y la ley me veda el apartar los pies de aquel sitio. ¿No morían los mártires por la religión? Pues la Patria es una segunda religión, y antes que faltar a su ley, el hombre debe morir. (…) ¡Morir por la Patria!; morir en el puesto que a uno le marca su deber; morir, no por conquistar un pedazo de tierra, ni por un cacho de pan, ni por una baja ambición, sino por una cosa que no se ve, ni se toca, cual es una idea y un sentimiento puro! ¿No es equipararnos a los santos del Cielo y acercarnos a Dios todo lo que acercarse pueda una criatura?“. Y añade el novelista a cargo de Gabriel:Dicho esto, calló. No le contesté nada, porque tanta grandeza me tenía anonadado”.

El fracaso del proceso

El fracaso rotundo de lo que el presidente del Gobierno llamó desdichadamente proceso de paz, y que sólo fue un nuevo intento, por parte de ETA-Batasuna, de autodeterminación y de integración de Navarra en Euskalerria, lo he visto con más evidencia que nunca en las páginas de la edición de anteayer de EP, diario pro-gubernamental donde los haya. Bebiendo de fuentes de la policía francesa, y no de la española precisamente, comienza el diario progresista dándonos la presunción policial de que una treintena de terroristas -que EP llama activistas-, asentados habitualmente en Francia, están dispuestos a cruzar la frontera antes o después de las próximas elecciones del 27 de mayo. Mientras tanto, se preparan, como los tres recién detenidos en Inglaterra, para cometer atentados programados por la dirección de ETA, dirección compacta y concorde, que nunca ha tomado en serio el propósito de abandonar el terror. Los militantes etarras, diseminados ahora por toda Francia, con métodos renovados de vida y de lucha, pueden ser unos 300, incluidos el aparato político, informativo y logístico. Antiguos etarras, expertos en explosivos, especialmente los que han terminado su condena en Francia, se unen a la banda, que busca con urgencia dinero para su supervivencia. Durante toda la falsa tregua han seguido llevando a cabo la extorsión económica, que en los últimos tiempos ha ascendido hasta peticiones de 180.000 y 300.000 euros. Parte de ese dinero pasa antes por los despachos de los abogados de los terroristas. La banda se encuentra abastecida de armas, explosivos y matrículas tras sus últimos robos. Los expertos policiales franceses llegan a decir, refiriéndose al relajamiento de la presión por parte de las fuerzas de seguridad española: “Estaban asfixiados y ahora tienen oxígeno para años“. Y una observación capital: “Como ya no volverán a ser la potente organización que fueron en el pasado, esta posición de tregua ficticia les permite economizar esfuerzos y jugar con la amenaza y el chantaje al Gobierno español, al tiempo que mantienen a la gente de Batasuna reagrupada y movilizada en torno al proceso. (…) La negociación es un frente de lucha más“. La próxima anulación por los tribunales de algunas listas electorales de ETA-Batasuna, presentadas en Navarra y en Euskadi bajo diferentes siglas y disfraces, nos dará una idea aproximada del grado de presencia que la organización terrorista tendrá en ayuntamientos, Parlamento de Navarra y Juntas Generales, así como de la actitud del Gobierno frente a esa terrible probabilidad, que echaría por tierra la célebre ley de Partidos de 2002. Y pondrá en acción tal vez las amenazas no disimuladas de ETA ante tal eventualidad. Pero la realidad política primordial está ya sintetizada en la información policial francesa, recogida por el diario progubernamental español. No es muy difícil imaginar las consecuencias de todo género.