El fracaso del proceso

El fracaso rotundo de lo que el presidente del Gobierno llamó desdichadamente proceso de paz, y que sólo fue un nuevo intento, por parte de ETA-Batasuna, de autodeterminación y de integración de Navarra en Euskalerria, lo he visto con más evidencia que nunca en las páginas de la edición de anteayer de EP, diario pro-gubernamental donde los haya. Bebiendo de fuentes de la policía francesa, y no de la española precisamente, comienza el diario progresista dándonos la presunción policial de que una treintena de terroristas -que EP llama activistas-, asentados habitualmente en Francia, están dispuestos a cruzar la frontera antes o después de las próximas elecciones del 27 de mayo. Mientras tanto, se preparan, como los tres recién detenidos en Inglaterra, para cometer atentados programados por la dirección de ETA, dirección compacta y concorde, que nunca ha tomado en serio el propósito de abandonar el terror. Los militantes etarras, diseminados ahora por toda Francia, con métodos renovados de vida y de lucha, pueden ser unos 300, incluidos el aparato político, informativo y logístico. Antiguos etarras, expertos en explosivos, especialmente los que han terminado su condena en Francia, se unen a la banda, que busca con urgencia dinero para su supervivencia. Durante toda la falsa tregua han seguido llevando a cabo la extorsión económica, que en los últimos tiempos ha ascendido hasta peticiones de 180.000 y 300.000 euros. Parte de ese dinero pasa antes por los despachos de los abogados de los terroristas. La banda se encuentra abastecida de armas, explosivos y matrículas tras sus últimos robos. Los expertos policiales franceses llegan a decir, refiriéndose al relajamiento de la presión por parte de las fuerzas de seguridad española: “Estaban asfixiados y ahora tienen oxígeno para años“. Y una observación capital: “Como ya no volverán a ser la potente organización que fueron en el pasado, esta posición de tregua ficticia les permite economizar esfuerzos y jugar con la amenaza y el chantaje al Gobierno español, al tiempo que mantienen a la gente de Batasuna reagrupada y movilizada en torno al proceso. (…) La negociación es un frente de lucha más“. La próxima anulación por los tribunales de algunas listas electorales de ETA-Batasuna, presentadas en Navarra y en Euskadi bajo diferentes siglas y disfraces, nos dará una idea aproximada del grado de presencia que la organización terrorista tendrá en ayuntamientos, Parlamento de Navarra y Juntas Generales, así como de la actitud del Gobierno frente a esa terrible probabilidad, que echaría por tierra la célebre ley de Partidos de 2002. Y pondrá en acción tal vez las amenazas no disimuladas de ETA ante tal eventualidad. Pero la realidad política primordial está ya sintetizada en la información policial francesa, recogida por el diario progubernamental español. No es muy difícil imaginar las consecuencias de todo género.