Una sociedad enferma (y XII)

Ante no sólo los síntomas sino ante el agravamiento de nuestra sociedad enferma ha habido, en medio de esa general indiferencia práctica, que es lo habitual, muchas reacciones, más o menos sonoras, pero continuas: huelgas generales, huelgas parciales, manifestaciones a todas horas, acciones continuas de solidaridad de todos los géneros, campañas contra los desahucios, campañas contra las privatizaciones, contra la exclusión, campañas contra los recortes de todo tipo… Que no hayan hablado o que no hayan clamado los pocos intelectuales que como tales existen en España… puede ser. Que no haya hablado la cúpula eclesiastica, al menos a tiempo y con fuerza, es así. Pero han hablado y obrado, y mucho, algunos obispos, muchas asociaciones católicas, parroquias, grupos de sacerdotes y religiosos, diócesis enteras, movimientos juveniles, Caritas, la HOAC y la JOC, Justicia y Paz y otros movimientos, revistas católicas…, que son tan Iglesia (y más) que la cúpula episcopal, y viven más cerca de los sucesos. Y está el múltiple movimiento de los indignados del 15 M y de otras fechas del año, que carecen,  tal vez, sí,  de liderazgo, de estructura formal y en algunos casos de ideología (no en otros), así como de miembros fijos y de recursos propios; es decir, de organización. Así los hemos visto subir y… bajar, arrollar y… desaparecer. Pero con sus propuestas políticas, económicas, ecológicas, educativas, sociales, culturales… han creado un clima general crítico, han influido en los partidos políticos y sindicatos, han revitalizado barrios,  asociaciones, cooperativas, bancos del tiempo… Algunos de esos indignados ya están enrolados en algún movimiento o asociación; otros están creando organizaciones políticas, como los que en en Navarra acaban de anunciar la fundación de un partido llamado Vecinos de Navarra; o están echando a andar plataformas, organizaciones de ayuda solidaria de toda especie; otros, en fin, se habrán cansado o se cansarán…, como todos los demás. Está por ver todavía a dónde llegaba su solidez y a dónde llega su influjo y su eficacia. Crearon al menos un referente moral y simbólico de mucho alcance, hasta para otros paises europeos y americanos. Es decir, que ese movimiento no ha existido ni ha trabajado en vano. Y que sin duda se repetirá o renovará el día de mañana.- Lo cierto es que nadie de nosotros es ya el mismo. En el peor de los casos, más cobarde o más indigno.