Ser lo que se es

 

       El Dios que habló a Moisés en el monte Horeb (Éxodo, 3) se presenta como El que es –Yo soy lo que soy  o Yo soy el que soy-, el Existente por sí, para sí y para otros. Nosotros, en cambio, no somos lo que somos, aparte del mero no decir lo que somos. Somos, pero sabemos que nuestra definición no es el ser, ni en su esencia ni en su existencia. Nos vendría mejor el verbo estar: somos los que estamos (en el ser), lo que estamos siendo, y existimos contingentemente. Toda nuestra vida mortal queda definida (limitada) por el inestable  verbo estar: altos, blancos, morenos, feos, estudiosos, liberales, cristianos, profesores, aficionados a esto o aquello, partidarsis de éste o de aquél… Estamos siendo o somos estando. Pero no somos lo que somos, ni siquiera quienes somos.