Referéndum italiano

El pueblo italiano ha rechazado por neta mayoría (61´7% frente a 38´3%, con una participación del 52´1%) la propuesta de reforma constitucional, parcialmente federalista, aprobada en el Parlamento por la anterior mayoría de centro derecha. Su impulsor más decidido ha sido siempre Umberto Bossi, il senatúr, fundador de la Lega Norte, un auténtico imbroglio federalista, separatista y xenófobo, que llegó a amenazar con la independencia de La Padania, pero que no ha hecho ascos a sentarse en el gobierno italiano con berlusconianos, aliancistas nacionales y ciertos demócratas cristianos, tan patriotas italianos todos ellos. La mayor parte de los constitucionalistas del país, aun favorables a una seria reforma de la Constitución italiana, han razonado su oposición a esta enésima propuesta por su confusión en cuanto al reparto de poderes entre instituciones y en cuanto a la “devolución” de competencias (educación, sanidad y seguridad, entre otras) a las veinte regiones italianas, algunas de ellas ya con statuto speciale. Pero sobre todo ¡porque una reforma tan importante ha sido llevada adelante por media clase política contra la otra media, y sometida a referéndum, decidible por mayoría simple, fuera cual fuera el porcentaje de participación! Lo cierto es que las regiones “especiales” han votado masivamente contra la reforma, al igual que todo el resto de Italia, menos las dos ricas regiones de Lombardía y Véneto, feudos de la Lega, aunque con pequeñas diferencias de voto y excepciones como las de Milán y Venecia. El rudo socarrón Bossi, que horas antes anunciaba su huída a Suiza, si triunfaba el no, se consolaba del nuevo fracaso electoral apelando a que también escoceses, galeses y catalanes,”lo han intentando varias veces“, confundiendo, como se ve, churras con merinas y la gimnasia con el magnesio. “Lo intentaremos de nuevo -concluía il senatúr-; tal vez la gente necesita madurar“. Como las nueces de la fábula.