Los Caprichos

El Museo de Bellas Artes de Bilbao posee las cuatro series completas de grabados de Francisco de Goya, que durante los últimos meses se han expuesto en la sala BBK del mismo museo junto a una treintena de grabados y pinturas de otros artistas. de diferentes épocas, que recogen la influencia del pintor de Fuendetodos (Alenza, Lucas, Fortuny, Baroja, Gutiérrez Solana, Millares, Saura, Tapies…) o son  referencias  comunes en la historia del grabado: Durero, Rembrandt,  Picasso o Bacon. Uno de los paneles nos recuerda que Goya dejó escrito que no tenía otros maestros que la Naturaleza, Velázquez y Rembrandt. Esta tarde me he detenido sobre todo en la serie de los Caprichos, la serie que peor conocía, y, a pesar del gentío visitante, he conseguido con un poco de paciencia, ir contemplando, uno a uno, todos los grabados, con sus correspondientes titulos, a veces enigmáticos, lo que azuza la imaginación y hasta la fantasía. Los Caprichos, que fue la primera serie puesta a la venta (1797-1799) por el maestro aragonés, son toda una crítica, casi siempre mordaz, de la experiencia política, religiosa y social que el artista vivió en aquellos años poblados de guerras, invasiones, miedos, miserias, corrupciones, como tantos otros tiempos anteriores y posteriores. Por eso abundan en los grabados las víctimas de lo que a veces se tiene como usos y costumbres, creencias y opiniones, virtudes y vicios: víctimas de la soberbia y la arrogancia, de la lujuria y la prostitución, del matrimonio de conveniencia y del celestinaje, de la brujería y de la credulidad, de la intransigencia religiosa y de la Inquisición, de la frivolidad y de la moda, de la mendicidad y del vagabundeo, o del orgullo, la pereza, la gula y la lujuria monacales… Con títulos ya tan conocidos y referentes univerales como El sueño de la razón, Trágala perro, o Volaverunt. Toda una España. todo un mundo de bajezas y miserias, de fracasos y espantos, de ruindad y degeneración humana, que nos llevan a la reflexión constante no sólo sobre la época y el espacio del autor, sino sobre la misma condición humana. A la hora del estudio de la sociedad de aquel tiempo y de todos los tiempos, los Caprichos de Goya, como los Disparates y los Desastres de la guerra son testimonios magistrales y  perennes de la historia del hombre y su destinos.