Las raíces

La botánica metáfora de las raíces, exagerada y hasta demagógicamente utilizada, nos está trayendo a mal traer. El economista y profesor catalán e internacional Xavier Sala i Martin enlaza la abusada imagen con la falta de flexibilidad: “Existe un exceso de arraigo al suelo y a un único sector de la producción. Uno nace en Olot, va a la escuela en Olot, crece en Olot, se casa en Olot, trabaja en Olot, tliene hijos en Olot, sus nietos nacen en Olot… y eso está muy bien si eres un árbol, pero no si compites en un mundo global. Falta movilidad“. La movilidad y la flexibilidad tienen poco que ver con la burocracia, y España es un país burocrático por excelencia: de 200 países, somos el 142, después del Reino de Tonga! La falta de flexibilidad y de movilidad mental nos lleva a que aceptemos perezosamente que los mejores futbolistas cobren más, cobren escandalosamente, sin que abramos la boca ni movamos un dedo, y no aceptemos a la vez la misma medida, ni de lejos, en otros sectores del vivir. La falta de movilidad, de flexibilidad, de crítica y autocrítica, de libertad intelectual, en definitiva, nos hace tener unas universidades funcionariales sin ambición ni competitividad. O que hasta demos por bueno que la proteccionista Unión Europea tenga todavía hoy en su presupuesto un 40% para subsidios agrícolas, con un 1% de agricultores, colaborando así a la pobreza de un continente como África, objetivo predilecto, por otra parte, de permanente cháchara demagógica. Oh, las raíces! Bien se están donde están, pero, la verdad, no somos árboles, ni arbustos siquiera.