Laicidad es tolerancia

Leo en la revista de Vitoria, Lumen, un buen trabajo sintético, de Arturo Calvo Espiga, sobre La libertad religiosa en las sociedades democráticas. A la hora del resumen, escribe Calvo: La laicidad es sinónimo de tolerancia o no es nada. Ser laico es estar siempre dispuesto a dudar metódicamente de las propias certezas, al tiempo que se es capaz de creer radicalmente en determinados valores sabiendo que existen otros que deben ser respetados aún cuando no se esté dispuesto a compartirlos; es poseer la capacidad de distinguir el pensamiento y los sentimientos auténticos de las convicciones fanáticas y de las viscerales reacciones emotivas; es sentirse libre tanto del absoluto de la idolatría como del de la desacralización, ambas serviles y coactivas. El auténtico laico tiene siempre presente que el intolerante puede ser cerradamente clerical o facciosamente laicista, ambos radical y esencialmente antilaicos.