–Los dentistas son los únicos que nos hacen, voluntariamente, abril y cerrar y la boca.
–Cuando, los ojos cerrados, oímos que el dentista pide a su ayudante que le alargue el alicate, nos echamos a temblar.
-Ya no se aplica en las clínicas dentales el viejo principio judío talmúdico del diente por diente, que ya fue en su tiempo un principio moderado y hasta progresivo. Ni los pacientes lo reclaman hoy, ni los dentistas lo tolerarían.