Feminización

Si nos empeñamos en feminizar todas las expresiones que se nos antojan ser del género masculino, acabaremos oponiendo a los cargos públicos las cargas públicas. Y, si nos empeñamos, por otra parte, en mantener todos los masculinismos que se nos han infiltrado en el habla cotidiana, seguiremos llamando dependientas a ciertas mujeres, pero no independientas, asistentas pero no presidentas.

El murciélago, más que de ratón ciego (mus caeculus), tiene la cara de ratón viejo. Saguzar (ratón viejo) lo llama sagazmente la lengua vasca.