Dios en el cerebro

Como si fuera una introducción a la Cuaresma, pero esta vez laica y laicista, el diario  EP, que hace tiempo hace de boletín anticlerical y hasta ateo, no se sabe si para detener su descenso de ventas, dedicaba hace tres días un largo trabajo de Javier Sampedro, empedrado de citas pretenciosas de ateos reputados, titulado Dios habita en el cerebro, con viñeta y todo: un descerebrado adorando al cerebro, que seguramente se lo han quitado a él. Como en los viejos periodicos anticlericales españoles. Total, para volver a decirnos que los creyentes de toda laya tenemos interiorizado un Dios antropocétrico, que somos unos fantasiosos y unos supersticiosos. Del oráculo ateista inglés Dawkins se queda con que un diseñador inteligente debe ser aún más complejo que las criaturas a las que pretende dar explicación, luego no les da ninguna (sic). Nos quedamos sin saber si ese luego es un adverbio temporal o una conclusión silogística. Y para rematar algo que le viene grande, nos cita al evolucionista Pascal Boyer, que nos enseña que la incredulidad suele ser el resultado deun esfuerzo racional deliberado contra nuestras predisposiciones naturales. Así que el pensamiento religioso es la línea de menor resistencia. Una muestra más de nuestra imbecilidad frente a los resistentes racionales.