Contra la pena de muerte

Es una de las mejores noticias mundiales en las últimas semanas. La presidenta de la República de Filipinas, Gloria Macapagal, ha sancionado hoy la ley aprobada unánimemente por el Senado para abolir la pena de muerte. La pena capital que pendía sobre 1.200 condenados en el país ha sido sustituida por la de cadena perpetua. Macapagal ha resumido con sumo acierto lo que significa la nueva ley: “el fin de una era de justicia vengativa“. Filipinas hace el número 85 de los Estados abolicionistas totales frente a los 89 que todavía mantienen en su legislación, para unos u otros delitos, el castigo capital (caput-itis: cabeza). Estados tan importantes como China (con el número mayor de ejecuciones, aunque Singapur lo sea proporcionalmente), India o Estados Unidos (38 “Estados”, de 50) no han abolido aún esa “justicia vengativa”, a pesar de una fuerte oposición interna y externa. Pero desde 1990 son 32 los que han renunciado a tal justicia, entre ellos España (la abolición total en 1995). Y el movimiento continúa. Sin ambargo, no podemos olvidar que el año 2004, último del que tenemos cifras aproximadas, 3.797 personas fueron ajusticiadas en 25 países, y 7.395 condenadas a muerte en 64. Uno de los horrores de nuestro tiempo, que no suele quitarnos el sueño.