Comunidad germanófona belga

En medio de la grave crisis política belga, con un Gobierno provisional durante meses y meses, complace leer el bien humorado discurso del presidente de la pequeña Comunidad germanófona de Bélgica, en la fiesta de su 30 aniversario. Tal y como están las cosas en ese país, la voluntad expresa de Karl-Heinz Lambertz es la de no desaparecer, engullidos tal vez en la lucha permanente entre flamencos y valones. Los belgas germanoparlantes no tienen la culpa de que el tratado de Versalles los colocara allí: On y est et on veut notre place, dice con humor (están allí y les gusta su sitio), y todo es muy relativo en el contexto europeo. Para el galante Lambertz, la suma mas que matemática es política: 2+3= 4. Porque, si los flamencos (no independentistas) querrían una Bélgica de 2 (flamencos y valones), y los francófonos una Bélgica de 3 (flamencos, valones y bruselenses), ellos quieren la Bélgica de 4, tal como ahora existe: Regiones de Flandes, Bruselas y Valonia  (con sus dos Comunidades: flamenca y fracófona) más la Comunidad (que no Región) germanófona. Complicada geometría política, pero todavía viva. Ya veremos, a este paso, hasta cuándo. ¡Complicada pero viva Europa!