Archivo por meses: enero 2013

Los cuervos del Vaticano

Los cuervos del Vaticano: Benedicto XVI en la encrucijada, de Eric Frattini, autor de una veintena de libros, algunos sobre el mismo tema, deja desazonado a cualquier lector católico serio. No es que tenga uno que creer todas las hipótesis u ocurrencias del autor, ni que le conmocione la constantemente aireada división entre los diplomáticos (cardenal Sodano) y los bertonistas (cardenal Bertone), pero lo que se cuenta, desde los tiempos de Salvi o Sindona hasta el caso de Paoletto  (Vatileaks), muchas veces con apoyatura de documentos reproducidos en el texto, es altamente preocupante. No lo dice todo el autor, que a muchos les parecerá desde exagerado hasta visionario, sino que lo dicen a veces también el mismo papa, que aparece como víctima y no como victimario, y algunos muy altos responsables del Vaticano, incluidos cardenales, arzobispos y nuncios apostólicos. Tristes historias las de ese, con frecuencia infausto, IOR (Instituto para las Obras de la Religión) y las de algunos de sus administradores. El dinero metido en la casa de Dios ha hecho estragos. Y puede seguir haciéndolos.


Cultura cristiana

13 de enero de 1993. Comisión ejecutiva federal. La corrupción está a la orden del día. Propone Bono reconocer errores y publicar los bienes, rentas y patrimonios de los políticos. Felipe se muestra contrario y dice citando al primer ministro socialista italiano, que la corrupción es un problema  que requiere bisturí, no hacha. Matilde Fernández interrumpe a Bono y se muestra contraria a reconocer los errores, porque eso es pura cultura cristiana. Rubial coincide con Matilde.

Todo es simulación

Cuenta el ex presidente de las Juntas de Castilla-La Mancha la opinión que el entonces periodista y editorialista del diario El País, Javier Pradera, le dio sobre el entonces ministro y futuro secretario general de la OTAN, Javier Solana: En él todo es simulación. Durísimo juicio acerca de cualquier persona, pero sobre todo acerca de un ministro.

Café para todos

José Bono, en su libro citado, reconoce que Virgilio Zapatero y él defendieron en 1982 la posibilidad de que Castilla-La Mancha se constituyera como una Mancomunidad de las cinco Diputaciones provinciales castellano-manchegas. Se quedaron solos, aunque Alfonso Guerra era de los pocos receptivos a la idea. Luego se pusieron a la cola donde se repartía café para todos. Se les pusieron algunas limitaciones estatutarias – períodos de sesiones, prohibición de sueldos para los diputados…-, que hoy día se incumplen: No es razonable –escribe en 1993-. Algún día nos arrepentiremos de ho haber cortado la sangría económica que supone ampliar sin limites las pretensiones expansionistas y el afán de reproducir exactamente el mismo esquema del Estado. Acabaremos teniendo diecesiete Estados en miniatura. Me siento responsable por ceder. Lo hago a disgusto, casi nadie comparte mi criterio.- Sobran comentarios. Pero se reconoce el muy distinto punto de partida.

Cooperación frente a reivindicación

En el interesantísimo libro de José Bono, Les voy a contar: Diarios I, encuentro este resumen, hecho por su autor, de una conferencia en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, presidida por Enrique Fuentes Quintana, ministro de Economía de Adolfo Suárez, el 23 de junio de 1994: Hemos de primar la dimensión cooperativa frente a la meramente reivindicativa. Idear fórmulas que fomenten el consenso antes que instalarnos en el agravio y en la querella permanente Las Comunidades Autónomas  no pueden mirarse entre sí como vecinos recelosos ni siquiera en época electoral, ni pueden adoptar ante el Estado una actitud de instisfacción y de permanente suspicacia. No me parece razonable ni bueno que el hecho de que existan diecisiete comunidades autónomas signifique que se instauren dicieciete nuevos campos de enfrentamiento para la exhibición de agravios. Pero, señor mío, ¿qué idea, qué voluntad y qué sentimiento tienen ciertos partidos y ciertos líderes de esos partidos sobre la comunidades autónomas, sobre la Comunidad española que da sentido a esas comunidades, y sobre el Estado común? ¿Quién se ha encargado durante tantos años de aclararlo y, en su caso, de denunciarlo o de hacerlo conocer? ¿Quén pidió durante ese tiempo responsabilidades sobre agravios y enfrentamientos? ¿Quién se cuidó de evitarlos, de componerlos o de corregirlos? ¿De qué sirven lamentos y quejidos de vez en cuando, en una selecta sede, sin que casi nadie se entere?

La infancia de Jesús

Acabo de leer el libro de Joseph Ratzinger, del  mismo título, pulcramente editado por Planeta. Es una breve reflexión teológica sobre el llamado Evangelio de la infancia, de Mateo y Lucas, especialmente interesante por la importancia que se concede a sus fuentes bíblicas de inspiración y por la originalidad de algunos de sus tratamientos. Hace años que sigo de cerca la literatura exegética sobre la infancia de Jesús, que me ha servido mucho, entre otros objetivos, para mis poemas navideños, incluidos los villancicos. En los varios puntos en que los mejores autores discuten sobre si ciertos acontecimientos narrados en estos capítulos son acontencimientos históricos o sólo se trata de meditaciones teológicas –teologúmenos-, en forma de historias, el teólogo Ratzinger adopta, como él mismo confiesa noblemente, una actitud tradicional. En algunas ocasiones niega que ciertas interpretaciones de exégetas actuales tengan un sólido fundamento y una vez, al tocar un punto neurálgico de la doctrina, se pregunta si Dios no puede llevar a cabo lo que nuestra razón humana  moderna no entiende o no considera normal. Es una postura valiente. Pero la cuestión máxima  en este caso es, como él mismo afirma en general, entender bien lo que el evangelista quiso decir, con los medios literario-históricos empleados, a los hombres de su tiempo, y entender nosotros hoy, con los medios de que disponemos, la esencia de aquel mensaje: histórico-realista, parenético, parabólico… Entre los autores citados por Ratzinger en el texto y en la bibliografía, casi todos alemanes, Rudolf Pesch está muy distante en algunas interpretaciones de las del actual pontífice. Me extraña sobre manera que no aparezcan citados exégetas  católicos norteamericanos de primera línea -hoy los exégetas de USA son los mas numerosos y activos del mundo-, como John P. Meier, por el tomo I de su excelenta y copiosa serie, Un judío marginal: nueva visión del Jesús histórico (edición original, 1991), y sobre todo Raymond E. Brown, por su pionero y no superado  El nacimiento del Mesías (edición 1979), del que dice Meier que es “el” estudio magistral llevado a cabo en nuestra generación. Sea lo que sea, es admirable que todo un papa se “humille”, en su trabajo como teólogo profesional, a ser analizado, discutido, refutado, por cualquier otro teólogo y exégeta, por cualquier fiel en la Iglesia católica. Caso único, creo, en la historia. Got sei gelobt.

Recortes en la Cabalgata

También a los Reyes Magos
han querido recortar:
ya no son Gaspar, Melchor
y el tercero, Baltasar.
Se han quedado con el negro,
más barato de pagar,
porque no tiene camello
ni seguridad social.
Y aqui viene un solo rey,
en cortejo elemental,
con incienso, mirra y oro
en solo un cofre real.
Perdón, pintores famosos,
los que hicisteis inmortal
la “Adoración de los Magos”
en el arte universal.
Oh, Piero della Francesca,
Hans Bildung o Grünewald,
Schongauer, Lochner o Massys,
Giulio Romano o Rembrandt,
Guirlandaio, Veronese…
y otros muchos, muchos más.
Llegarán tiempos mejores
y los Reyes volverán
a ser tres, con tres camellos,
con pompa y en majestad.
Mientras tranto, veneremos
al nacido en el Portal.
Que, por hablar de los Reyes,
le solemos olvidar…

La razón, el reloj y el cuervo

 
Cuando la razón se separa del ser, estamos ante un racionalismo abstracto y peligroso, confuso y propenso al totalitarismo.

 –El reloj, y más en la muñeca, es el verdadero pulso del tiempo como sucesión de la vida del hombre: el pulso de su edad.

 -El cuervo sobre la nieve la hace más blanca.

El banco malo

– El banco malo es el resultado de otros bancos peores.

– La esperanza de superar el miedo, que impide la esperanza, es una de las mayores esperanzas.


– Mientras hablemos mal, no pensaremos bien.