Archivo por meses: septiembre 2008

Principio de curso

Ya es un  desgraciado lugar común decir, escribir, oír y leer  que los jóvenes que llegan a la universidad tienen una abismal falta de información y formción, no sólo en cuestiones científicas y literarias, sino incluso en cuestiones cívicas, éticas y religiosas. Vengan de unos colegios o de otros, de éstos  o de aquellos institutos. Y mientras se pasan muchas horas algunos padres y algunos hijos discutiendo a favor o en contra de la Educación para la Ciudadanía (EpC), lo más urgente sigue siendo preguntarse qué educación cívica, ética y religiosa se ofrece a los chicos y chicas en toda clase de colegios y de institutos. Además del precio de los libros de texto, del número de aulas, de las becas y de otras cosas similares muy importantes, pero que parece que son las únicas que nos preocupan.

La desfachatez

La peculiar y habitual desfachatez (descaro) de los políticos, propia de su oficio escénico de representación, es a veces la única nota con que se puede calificar una concreta actuación de los mismos. No  encuentro otra mejor para resumir las últimas actuaciones del señor Ibarretxe, empeñado, al decir de la sentencia de Tribunal Constitucional, en presuponer “la existencia de un sujeto, el Pueblo Vasco, titular de un derecho a decidir, susceptible de ser ejercitado, equivalente al titular de la soberanía, el Pueblo Español…”. Él lo sabe de sobra. Tan bien lo sabe, que por esa misma Constitución española, que él olvida y de hecho niega, es presidente de la Comunidad Autónoma (y no más) que preside. Lo sabe pero no quiere reconocerlo. Y actúa como si fuese ese presidente de ese Estado soñado que no existe, y todo lo demás no es más que efecto de esa ensoñación-error-empecinamiento-fanatismo. Y de todo eso quiere contagiar a su pueblo con una cotidiana prédica demagógica, que ni el PSOE ni el PP son capaces de rebatir ni de explicar a la gente corriente y moliente, si no es con insultos, imprecaciones o abstracciones: ilegalidad, división, inconstitucionalidad, enfrentamiento…, lo que no llega a la elemental sensibilidad de un solo oyente o lector. La desfachatez ha continuado tras la sentencia en una declaración demagógica y grosera del Gobierno vasco, tachando el fallo de atropello democrático y acusando al Tribunal de falta de independencia, de politización y de dependencia de quienes le designaron… ¡el mismo día en que el  PNV presentaba en el Congreso para miembro del próximo Consejo General del Poder Judicial a una política peneuvista de toda la vida, Margarita Uría, que sólo hace un año no salió elegida en las elecciones generales, y a la que cubría de toda clase de elogios (menos el de independencia)! Y cuando acabamos de saber que en Euskadi el PNV va a repartirse con el PSE los dos candidatos que toca proponer a la Comunidad Autónoma Vasca para la renovación próxima del Tribunal Constitucional. ¿Para qué entretenermos, pues, con otros calificativos y perder el tiempo en salvas?

Dios y la injusticia

Once de septiembre en Nueva York. Once de septiembre en Chile. Funeral en Madrid por los 154 muertos en Barajas. Tiempo de silencio y compasión. Leo en Teoría crítica de Max Horkheimer: “Si tuviera que explicar por qué Kant perseveró en la creencia de Dios, no encontraría mejor referencia que un pasaje de Víctor Hugo. Lo citaré tal como me ha quedado grabado en la memoria: una mujer anciana cruza una calle, ha educado hijos y cosechado ingratitud, ha trabajado y vive en la miseria, ha amado y se ha quedado sola. Pero su corazón está lejos del odio y presta ayuda cuando puede hacerlo. Alguien la ve y exclamaça doit avoir un lendemain” (esto debe tener un mañana) Porque no eran capaces de pensar que la injusticia que domina la historia fuese definitiva, Voltaire y Kant exigieron un Dios, y no para sí mismos“.

Con los parias de la India

Pero si de Bélgica nos llegan noticias y opniones muy diferentes, lo mismo sucede con la India, donde la persecución de cristianos más atroz -casi siempre desconocida y ocultada en Occidente- se une a una inmensa esperanza. Me refiero a las ya habituales acometidas contra las Iglesias cristianas por parte de hindúes fundamentalistas y fanáticos –India para los hindúes-, que esta vez tuvieron lugar en la región de Orissa. Desde diciembre al pasado agosto, un centenar y medio de iglesias católicas han sido destruidas, así como numerosos conventos y escuelas, y muchas personas muertas y heridas: sacerdotes quemados, monjas violadas, misioneros descuartizados…, sin que tan terribles noticias hayan pasado a nuestros medios de información. Mientras el Gobierno federal de la Unión mantiene una actitud más tolerante con las minorías religiosas, algunos Estados federados mantienen vigente la ley anti-conversión, que castiga con cinco años de cárcel a los que busquen la conversión de ciudadanos indios a otras confesiones extranjeras. Uno de los principales motivos de persecución es el elevado número de  dalit (intocables, parias) que se convierten al catolicismo, confesión que ha  pasado de 2 a 18 millones en el siglo XX, minoría mínima en un país de 1.100 millones de habitantes, pero en progreso creciente e influyente. “Nosotros  -afirma una misionera española, que lleva 46  años en la India-  les ofrecemos una buena educación en nuestras escuelas y eso es lo que temen. No quieren que les eduquemos para que sigan sin tener ni voz ni voto y así poder abusar siempre de ellos“. Una gran noticia: ¡los pobres son evangelizados!

De la otrora “católica Bélgica”

Leo un informe bien documentado sobre los católicos belgas, sobre aquella “católica Bélgica”, que yo ya no conocí durante mis años de parlamentario europeo. De aquel esplendor misionero, teológico, pastoral (Mercier, Suenens, Cardjin, Leclercq, Aubert, Moeller, Lovaina…) han pasado a la división, la tensión, el olvido de la herencia, que tantos esfuerzos durante siglos costó. Sus débiles gobiernos federales siguen aún financiando a todos los ministros de culto, pero junto con la vecina Holanda, un día calvinista, Bélgica pasa por ser uno de los países de tradición cristiana-católica más descristianizada y con una legislación más avanzada en lo que a costumbres de refiere. Las cifras de los ritos de paso son muy bajas, la misa del domingo no pasa del 7% de asistentes, mientras el número de musulmanes nativos crece, hasta llegar al 33% en la capital Bruselas. Sólo la conferencia episcopal sigue unida en Bélgica, verdadero milagro, donde todo se dirime en flamencos y valones. Pero no saquemos precipitadas conclusiones ni empleemos palabras altisonantes. Todavía en Valonia, la parte menos tradicionalmente cristiana, de mayoría secularmente socialista, hoy ya liberal, el 43% de la población se considera cristiana, mientras la CAL (Centro de Acción Laica), una institución reciente, de clara influencia masónica, una verdadera iglesia laica organizada, no pasa del 1%. Por otra parte, los belgas parecen apartarse de la parte institucional de su religión más que de su contenido metafísico-religioso. Y una nueva iglesia invisible, renovada sin cesar, con 208.000 fieles activos (el 2´5% de la población total) crea la nueva Iglesia del futuro.

Presos políticos

Si hay que llamar presos políticos, como los llama, todos estos días Otegi, a los que matan por conseguir la independencia de su país, habrá que llamar, de parecida manera, presos amorosos a los que matan, por celos, a su novia o su mujer, y presos familiares a los que matan a los parientes, en cualquier grado, por cuestiones de herencia, pongamos por caso. Y en este plan. En los tres casos son tan criminalmente comunes como los más comunes de los criminales, si es que no son más (más reponsables y repugnantes). Pero está visto que, cuando no hay por dónde salir, es decir, justificarse, en el ámbito del derecho y de la virtud, siempre queda el lenguaje como vía de escape, refugio y salida. Para con el lenguaje seguir, moralmente al menos, delinquiendo.

Las posibilidades de la nada

En su célebre ensayo Qué es metafísica, de Heidegger, traducido por Zubiri para la revista Cruz y Raya, dirigida por José Bergamín (Madrid 1933), el filósofo alemán reflexiona sobre cómo en la angustia la nada nos anonada remitiéndonos al ser -el ente total-, que en esos momentos se nos escapa,  huye, se nos hunde… Clara noche de la angustia de la nada y de la nada de la angustia, que lleva al existir humano por vez primera ante el ser. La angustia radical está casi siempre reprimida en la existencia, pero sigue estando ahí; dormita pero puede emerger en cualquier momento. Posibilidades de la actitud anonadante de la nada son, muchas veces, la crudeza de la contravención, la acritud de la execración, la inclemencia de la prohbición, el dolor del fracaso o la aspereza de la privación. Fuerzas todas que la existencia humana, arrojada en el mundo, ha de sobrellevar. Pero esas posibilidades, más eficaces que nuestra propia decisión y voluntad, nos hacen ocupar el sitio a la nada, colocarnos ante ella, sobrepasar el ser de los entes, trascenderlo -la trascendencia de la existencia humana, de la persona-, desembarcar en la filosofía misma, que pone en marcha la metafísica, la ciencia suprema más allá de toda física, allende de todo ser. Puede equivaler a un don, a una gracia suprema.

El suicidio asistido

Hoy toca, como estaba previsto, la legalización del suicidio asistido, una especie del género eutanasia activa. Mañana o pasado mañana, otras especies del mismo género. No dirá nadie que el comienzo de curso no está siendo apasionante. Sólo falta que tras cada uno de los proyectos políticos y sus adjuntas comisiones de expertos, nos pongan una película correspondiente de estreno, de las de siempre, incluso de género: Los girasoles rotos, Che el argentino, o, para poner más sangre, intriga y una lucha sonora entre las gentes de la derecha, los Alba y los Mendoza de la Cerda, por ejemplo, con el duque, la bella y desafortunada princesa de Éboli –la hembra– y el superdotado Antonio Pérez, que revolucionó Aragón y conmovió Francia e Inglaterra…, La conjura de El Escorial.

Lo nuevo a la vieja usanza

Leo mucho, estos días, para una serie de trabajos, a los intelectuales españoles de Acción Española (1931-1936), que, a imitación de la fundada por Charles Mourras, la ultranacionalista Action Française, defendieron un nacionalismo católico español ultraconservador, cuando no netamente fascista: de un fascismo católico, como ellos solían llamarlo, confundiéndolo todo: nación, estado, siglo XVI español, antiliberalismo, antimarxismo, cristianismo, catolicismo, providencialismo, corporativismo, capitalismo, monarquía tradicional, fascismo… Una amalgama poco nacional y menos cristiana. Su pensamiento económico social fue también, con alguna rara excepción parcial, más que conservador y ultraconservador, arcaico. En plena guerra civil, año 1938, José Pemartín, ingeniero metalúrgico, gran bodeguero andaluz, hombre clave de la revista, y sobre todo pensador clave de la Dictadura de Primo de Rivera y de la primera etapa del Estado Nuevo franquista, publica su libro ¿Qué es lo nuevo?, resumen de su pensamiento político aplicado a la España de aquellos días. Donde escribe cosas como éstas: “Es un absurdo prejuicio el considerar que una gran concentración de propiedad territorial en una persona -como sucede en las herencias que aún subsisten de los antiguos Mayorazgos en algunas casas nobles de España- puede ser perjudicial para la Economía en general. Dando por supuesto la rentabilidad de la tierra, esas gandes concentraciones son, en general, beneficiosas para la Economía Nacional. En primer lugar, resultan de ellas generalmente rentas muy bajas y una gran consideración y buen trato para los arrendatarios. En segundo término, aseguran muchas veces la larga continuidad de los arrendamientos… Y, en este sentido, no solamente somos partidarios decididos de la Herencia, sino que también lo somos del Mayorazgo“.

Ahora, el aborto

Era de prever y de temer. Que para dis-traernos y di-vertirnos de la crisis económica volvieran los temas estrellas del último congreso del Psoe: la guerra civil, el aborto, la eutanasia, el laicismo. Ya comenzó anteayer con la guerra civil el juez estrella Garzón, quien, según Juan Carlos Ibarra, va por el Nóbel. Busca ahora los desaparecidos del franquismo, para que esto se parezca más a Chile, Argentina y Uruguay. Y le salen al paso, curiosamente, no los políticos sino los juristas como él, incluidos los Jueces por la Democracia. Vamos a ver si por fin se aclara el enigma de la fosa de Alcalá de Henares, donde tal vez estén los restos de Andreu Nin, despellejado antes de morir por los esbirros soviéticos, y de tantos y tantos más. Ahora, ya digo, le toca al aborto. Primero nos dijeron que la cosa se estudiaria en una comisión de expertos. Luego una encuesta daba negativo: los españoles no estaban de acuerdo en ampliar los supuestos actuales, que, por cierto, con el supuesto de la salud psíquica abarcan todos los supuestos posibles. Después el presidente declaró que todo vendría de un acuerdo entre partidos políticos. A la hora presente toda una ministra (de la Igualdad, claro) nos anuncia la cosa hecha y le pone fecha fija. ¿Dónde quedó la comisión de expertos? Por lo que publican ciertos diarios, todos son expertos y expertas proabortistas, cuando no abortistas en acción, que llevan años propugnando una ley de plazos, hasta 14 meses, que debe de ser lo único que se ha puesto sobre la mesa, siguiendo el ejemplo de los países más avanzados (más avanzados en abortar), algunos de los cuales llegan a los 21. Más avanzado es  todavía China, donde se puede abortar, cuando al Partido lo manda, en cualquier momento y por cualquier razón o sinrazón. Por otra parte, alguien nos dirá alguna vez de dónde salen los derechos de la mujer para abortar, como sostienen los miembros y miembras de esa comisión. Como por la vía del derecho natural no lo van a buscar ni encontrar, esperemos que nos digan qué tabla de derechos universales o continentales positivos nos aseguran la calificación moral de ese supuesto derecho.