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Dos cuatros gemelísimos.
Dos sillas de montar cabalgando por la vida.
Dos asientos, más que reservados,
para el gran espectáculo
del mundo actual.
Dos sillas bajas
de descanso
después de tanto sobresalto y decepción.
Antes de que lleguen los cincos,
y los seises, los sietes y los ochos,
cada vez más altos,
más rígidos, más débiles…,
que tus cuatros
te dejen
mucho más que cuatro cosas
esenciales:
un doble cuatro de oros,
un canto a más
de cuatro voces mixtas,
y la capacidad
de hacer y de decir
muchas más de cuatro cosas
a más de cuatro…
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