Un política común más fuerte

Es reconfortante que en estos tiempos de debilidad y desánimo en Europa, la COMECE (Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Eeuropea), presidida por el arzobispo de Múnich, Reinhard Mrx, en su última reunión plenaria, invite a la ciudadanía europea a un esfuerzo común: Nosotros, junto al resto de los europeos, estamos unidos en la paz para esforzarnos en alcanzar el bienestar y la prosperidad, para nosotros y para el resto del mundo. No sólo es necesario proclamar esta fórmula, sino ganar a los europeos para este proyecto y atreverse a empezar de nuevo. Para los obispos europeos, las medidas de ajustes y recortes impuestas por los Gobiernos no deben contradecirse con la justicia social: Se ha sobrestimado el poder de los gobiernos nacionales para conducir una política económica y presupuestaria que responda a los objetivos de una política monetaria centralizada, con un nivel común de tasas de interés. Y se ha evidenciado que los intereses de la unión monetaria necesitarían una política común más fuerte, que nos curaran de la crisis producida por las burbujas de crecimientos artificiales, que acabaron por explotar. ¿Cómo? A través de una unión bancaria, una unión presupuestaria, un reforzamiento en la coordinación de las políticas económicas y una fuerte legitimidad democrática a nivel europeo. Como se ve, un reto civil, un reto eclesial, un reto total de todos los europeos, todavía no desanimados por completo.