Todo dependerá de Jerusalen

 

         En el libro publicado antes de la visita de Francisco a Tierra Santa, Jerusalén capital de la humanidad, el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, escribe que los cristianos viven allí un interminable Viernes santo -emigración continua, persecuciones, compra y ocupación de tierras, destrucción de casas, muro de separación, fanatismo doble, acosos, guerrilla, violencias, paro, pobreza…-, pero no por eso se siente ni pesismista ni optimista, sino realista. La iglesia católica tiene allí 118 escuelas, varios hospitales, centros de refugiados, Cáritas…, instituciones todas ellas en las que sólo el 2% son cristianos: el mayor ejemplo de servicio,  de perdón y de reconciliación. Cree que el mejor remedio contra todo fanatismo y exclusión es  la eduación en las escuelas, en las universidades, en las celebraciones y reuniones…. Y que, al final, todo dependerá de Jerusalén: Jerusalén está allí, es la iglesia madre que da la bienvenida a los creyentes de todo el mundo. Es una madre, una ciduad santa, que debe ser santa, que acoge a todos. El gran secreto de Jerusalén es que es una ciudad que une a todos los creyentes y, al mismo tiempo, nos divide.