Salve del siglo XXI a la Virgen de Roncesvalles

(En la Colegiata de Roncesvalles, a donde suelo retirarme de vez en cuando para estudiar y para otros menesteres espirituales y culturales, no he conseguido en estos últimos cuatro días conectarme con mi cuaderno de bitácora. Qué le vamos a hacer. Pasado mañana tengo que ir a Sevilla a un congreso y quién sabe si me sucederá lo mismo. Intentaré lo contrario).

Señora de Roncesvalles,
reina de montes y valles.

Alto alegre en el Camino
de incontables peregrinos.

Patrona del Hospital,
liberadora del mal.

Madre de Dios, madre nuestra,
fiel protectora y maestra.

Madre de abierta sonrisa:
paz y aliento, calma y brisa.

Virgen graciosa y graciada,
en cuerpo y alma entregada.

A tu santuario llegamos
y como madre te hablamos.

Con tus ojos amorosos
nos miras menesterosos,

hijos de Eva, exiliados
pero en Cristo repatriados.

Eres, santa criatura,
nuestra esperanza y dulzura.

La promesa florecida
en el valle de la vida:

valle de gozos y penas,
de ortigas y de azucenas,

de quebrantos y aflicciones,
de encantos y bendiciones.

***

Contigo haremos la vía,

gloriosa Santa María.