Público

Leí, la verdad, pocas veces Público, propiedad, según dicen, de un archimillonario, al que unos llaman comunista y otros trotskista, no sé, amigo del anterior presidente del Gobierno. La viñeta, de Manuel Fontdevila, con la que se despiden, me recuerda innumerables viñetas de La Traca, El fray-lazo, Las Dominicales del Libre Pensamiento, El diluvio o La Libertad, de los años veinte y treinta, expresiones todos ellos del más crudo anticlericalismo y antieclesialismo, y del peor mal gusto: el miliciano que cae en combate, del famoso fotógrafo Robert Capa, que algunos discuten, se resbala esta vez sobre una cáscara de plátano, representando al diario Público, abucheado (o aplaudido en su muerte) por un obispo, un fascista y un banquero, y con un Hasta siempre en la boca. Es decir, al viejo esquema, entre anarcoide y comunistoide, del viejo revolucionario se añade aqui el guerracivilismo de la más rancia izquierda española.- No sé qué significado tiene la cosa en el conjunto de las páginas y de su historia. Pero, si la viñeta representa el espíritu del diario fenecido, bien fenecido está. Sólo deseo, junto con los trabajadodores del periódico fracasado, que su propietario sea fiel, a la hora de las cuentas, a sus pretendidos principios progresistas.