Museo de Bellas Artes

Madrid, después de esta primavera lluviosa, está tan verde y florido como La Primavera de Arcinboldo. Por cierto, ese único Arcinboldo que hay en España se halla en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes, antiguo palacio, después muy cambiado, del prohombre navarro del XVIII, Juan de Goyeneche. Hacía tiempo que no lo visitaba, tras su reinauguración y renovación a fondo en 1986. Es una riquísima colección de pinturas, dibujos, grabados, esculturas, vaciados, planos, piezas decorativas, etc., desde el siglo XVI al siglo XX. Allí encontramos a clásicos, como Zurbarán, Murillo, Alonso Cano, Ribera, los Morales, Rubens, El Greco… Modernos, como Goya, Bayeu, Mengs, López, los Madrazo… Contemporáneos, como Gris, Sorolla, Picasso, Benlliure, Sotomayor, Gargallo, Blay, Vázquez Díaz, Palacio… Y muchos más, que ni siquiera aparecen en los desplegables oficiales que se ofrecen a los visitantes: Gutièrrez Solana ( Los disciplinantes), Zuloaga (Condesa Mathieu de Noailles), Macho (Cajal y Unamuno), Serrano (A. Machado), Clará, Rusiñol, Inurria, Vela Zanetti, Vaquero Turcios, Zóbel de Ayala, Villalba, Torner de la Fuente, Delgado Ramos, Bañuls, Schommer…- Mientras contemplo estas glorias, evoco algunas de las reflexiones hechas durante el almuerzo-tertulia entre un numeroso grupo de navarros y españoles de otras regiones, animado por mi amigo Alfonso Casanova. Si muchos niños, jóvenes y adultos aprendieran a conocer nuestra historia también por medio del arte, otra suerte de verdaderos patriotas tendríamos, y el sentimiento de la españolidad y de la navarridad, querido José Ramón, sería también convicción y decisión, como siempre suele ser, sólo que más firme y generosa, dentro de una inteligencia humana, unitaria y armónica.