¿Milagro en el Ulster?

Cuando he visto sentados y jubilosos en el mismo diván y al lider del DUP, el reverendo presbiteriano Ian Paisley, con el ex comandante del IRA y “número dos” del Sinn Fein, Martin Mc Guiness, ahora ministro principal y vicepresidente del gobierno de Irlanda del Norte, respectivamente, acompañados por los primeros ministros de Gran Bretaña y de la República de Irlanda, nueve años después de los Acuerdos del Viernes Santo y después de muchos años de guerrilla sin cuartel, con miles de víctimas, he vuelto a pensar que los seres humanos, por más enfrentados que estemos, somos capaces de hacer hasta eso que llamamos milagros. Al líder unionista Ian Paisley, buen orador de voz aguardentosa y hasta cavernosa, lo conocí en el Parlamento Europeo, al que acudía pocas veces. Su actuación más sonada durante la visita del papa Juan Pablo II a las instituciones europeas en Estrasburg o. Entró al salón de sesiones con un cartel en la mano, en el que estaba escrita con grandes letras la palabra Anticristo, y se acercó con cara de pocos amigos hasta cerca de donde estaba el papa. Reducido por los agentes de seguridad y por algunos diputados, fue expulsado de la sala por el presidente del Parlamento. Un bárbaro. Su colega republicano de gobierno no lo fue menos, aunque por otros motivos. Y ahí están, codo con codo, en el mismo gobierno. Para que nos digan a los optimistas, a los esperanzados, a los que todavía seguimos afanándonos por la alianza de la firmeza con el deseo de concordia que no tenemos fundamentos históricos y hasta antropológico-empíricos para seguir con nuestras convicciones y nuestras esperanzas.