Comida fraternal de poetas

Hoy nos hemos reunido en una comida fraternal los miembros del Consejo de Redacción de Río Arga, que fundamos seis de nosotros en septiembre de 1976 y cuenta ya 121 números. Casi todos los fundadores estamos aún vivos y poetizando. Pero en la dirección hemos ido renovándonos y a día de hoy somos ya tres generaciones representadas. Con este almuerzo festivo y amistoso, también simbólico como todo lo bueno y eficaz, me despido yo de la dirección por rotación -un primus inter pares-, que ha durado excesivamente, nada menos que nueve años, debido sobre todo al cambio, hasta hoy mismo, de las entidades propietarias y financiadoras (de la Caja Municipal de Pamplona a Caja Navarra, y de ésta a la Fundación de la misma, y, en este momento, de la Fundación a la Caja). La revista, decana de revistas de poesía en España, ha sido todo un prolongado acontecimiento cultural en Navarra, dentro de su modestia, sencillez, austeridad y carencia de pretensiones ajenas a la poesía. Pero sobre todo casa, escuela y campo de juego de muchos poetas, escritores, críticos y dibujantes de toda edad y condición, navarros o no. La calidad, siempre difícilmente juzgada, ha sido y es el único criterio de selección. Gracias a la munificencia de nuestros protectores, casi ochocientos suscriptores reciben gratuitamente la publicación, desde muchos lugares de España y de otros países. La revista, además, ha sido raíz y origen de otras publicaciones y a la vez punto de partida de varias iniciativas literarias, que han enriquecido el panorama cultural navarro. Hoy hay entre nosotros más poetas y escritores jóvenes que nunca, que honran las páginas de Río Arga, río pirenacio que desemboca en el Ebro, recorre las tres Navarras geográficas y es símbolo de un quehacer permanente, embellecedor y nutricio. Nuestro último y más ecuménico logro ha sido la entrada en la red de redes de la comunicación mundial: www.rioarga.com Ahí estamos y ahí nos encontraremos.