Luces y sombras de un político ( I )

Ahora que entramos en campaña electoral durante quince días, veamos algunas de las virtudes y algunos de los defectos que historiadores y filósofos griegos atribuyeron a Pericles, el político y militar que dio nombre al siglo más glorioso de Grecia, el siglo V a. C. El mayor historiador griego contemporáneo, Tucídides, en su célebre Oración fúnebre, presta al político ateniense este bello y práctico elogio de la democracia: “Nuestro régimen político no se propone como modelo las leyes de otros, y nosotros mismos somos ejemplo antes que imitadores. Su nombre, como las cosas dependen no de una minoría, sino de la mayoría, es democracia. Si se trata de lo que corresponde a cada uno, la ley es igual para todos en los conflictos privados, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una categoría, sino el mérito lo que hace acceder a ellos; a la inversa, la pobreza no tiene como efecto que un hombre, siendo capaz de rendir servicio al Estado, se vea impedido de hacerlo por lo oscuro de su situación” (II, 37, 2)