Luces y sombras de un político ( II )

Pericles tuvo también muchos críticos, detractores y enemigos. Durante su vida y después de su muerte le acusaron de arrogante, soberbio, demagogo con su pueblo y de cruel con sus adversarios. Le acusaron de abandonar a su esposa para vivir con la liberal, elegante e ilustrada cortesana milesia Aspasia, de la que tuvo un hijo, a quien reconoció, tras la muerte de sus dos primeros legítimos, violando su propia ley que ilegitimaba los matrimonios y uniones con mujeres extranjeras; pero, además, le echaron en cara mezclar la política de Atenas con su relación amorosa. Por si fuera poco, le achacaron tratos con prostitutas, haber engañado a uno de sus mejores amigos yaciendo con la mujer de éste, y aun con la de uno de sus hijos. Sócrates-Platón fue más al fondo de las cosas. Quien en el Banquete constata que Pericles “adquirió la reputación de ser el mejor consejero de su patria“, en el diálogo Protágoras le presenta como incapaz de educar bien a sus dos hijos y a un joven ahijado, mientras en Gorgias llega a preguntar a. su interlocutor Calicles: “¿Pasan los atenienses por haber sido mejorados por Pericles, o, al contrario, corrompidos por él? Pues oigo decir que Pericles ha hecho a los atenienses perezosos, cobardes, charlatanes y ávidos de dinero debido al establecimiento de un salario para los cargos públicos”. Y, poco más adelante, aun concediendo que los grandes políticos griegos fueron más hábiles que sus sucesores en la construcción de naves, murallas, arsenales y cosas semejantes, “en cuanto a modificar las pasiones y reprimirlas, tratando de persuadir a los ciudadanos y de llevarlos contra su voluntad a aquello que pueda hacerlos mejores, en nada superan, por así decirlo, aquéllos a éstos, y, sin embargo, es esta la única misión de un buen ciudadano“.