Mañanicas de San Juan: unas vienen y otras van.
Sobre los montes el sol
acaba de despertar.
Están verdes los trigales
y amarillo el cebadal.
El agua de los arroyos
baja salubre y lustral.
Lucen las flores de junio
un lujo primaveral
y el trébol florido trae
promesas de eternidad.
Pero todo fluye y vuela
en este munddo fugaz.
Mañanicas de San Juan: unas vienen y otras van.