Libres

Somos libres para querer lo que queremos. Pero no lo somos al querer lo que queremos.

Bueno es, siempre que se pueda, concordar la fe y la razón, pero siendo a la vez conscientes de sus campos respectivos. Y no olvidar la afirmación de Kierkegaard, por muy antirracionalista dogmático que fuera, de que en el interior de la fe, el máximum de comprensión (…) es comprender que no se puede comprender


-Todas las reglas de oro, tan aparentemente altruistas, acaban en una lisa y llana reciprocidad utilitaria.