La “plenitud nacional” de Artur Mas

La deriva de Pujol, siguiendo al PNV tras el pacto con ETA, en la Declaración de Barcelona de 1998, tiene su lógica continuación en su sucesor Artur Mas. La entrevista concedida a La Vanguardia el día 9 de este mes es meridianamente expresiva. Si no es posible el Estado plurinacional (es decir, la Confedeación), que no existe en ninguna parte del mundo, Cataluña no puede quedar reducida a una Región periférica de la España Autonómica, dice Mas. Una mala copia de aquella parte subordinada, de la que hablaba a todas horas Ibarretxe en sus delirios soberanistas. En un Estado democrático y autonómico no hay partes subordinadas ni regiones periféricas. Cataluña tendrá  más conciencia nacional -dice en otro momento el nuevo presidente de la Generalitat- y entonces avanzará hacia la plenitud nacional. Que consiste en virar la nave de la España autonómica de los últimos treinta años hacia el derecho a decidir del pueblo catalán. Puro Ibarretexe. El angélico director del diario españolista de toda la vida, propulsor de aquella frenética campaña reciente en favor del Estatuto,  no se atreve a hacer en su comentario la más mínima crítica. Y en ésas estamos. Otro PNV se ha instalado en Cataluña. Con el hábil juego de jugar a todos los palos para conseguir sus objetivos.