La nieve y el agua

Los Reyes Magos del tiempo climático nos han traido, como es costumbre en estas fechas  medias de enero, el regalo mejor del año: las nieves abundantes en los balcones de las montañas y de los valles altos, y unas pocas muestras en las entradas de las casas llanas y en los jardines de la capital. Pero, un poco trastornados tal vez por el “cambio climático” o por algún otro factor desconocido, no han sabido atemperar bien la temperatura demasiado elevada, ni contener la lluvia simultánea, elemento que no controlan directamente, y los ríos y regatas se han desbordado, mucha nieve se ha derretido demasiado pronto, y media geografía navarra aparece inundada, con los daños y perjuicios consiguientes, que los Reyes Magos de la nieve no tenían ni de lejos previsto. Ellos que no querían sino traernos el regalo más preciado y precioso del año, la nieve tranquila, consistente y persistente, que dura hasta abril, y es fuente de alegría y de fuerza para todos.