La amarga lección de Bélgica

Sigo, toda la tarde, en los periodicos belgas los resultados de las adelantadas elecciones federales, y, como estaba previsto, un reciente partido confederalista-independentista se impone en Flandes, con un resultado que antes sólo lo alcanzaban los cristiano-demócratas (hoy cristiano-democratas y flamencos), mientras en Valonia y Bruselas se imponen los socialistyas valones, que superan a los liberales, los anteriores ganadores. Sesenta años de nacionalismo flamenco exaltado y excluyente, del que fueron responsables en primer lugar los cristiano demócratas -inclyendo la Iglesia católica- y el resto de los partidos clásicos, divididos de sus correligionarios valones, así como una cierta resistencia acomplejada  y demasiado rígida de los partidos valones, con un partido básico, el socialista, minado durante años por la corrupción, han traído este triste semi-final, que está a punto de echar por la borda la Bélgica que tanto costó levantar como país independiente en 1830. Y todo esto, cuando el reino de Bélgica está a punto de presidir semestralmente la Unión Europea, desde Bruselas, capital de Europa, y un ex primer ministro belga y ex presidente del Congreso de su país, Van Rompey, preside permanentemente el Consejo Europeo! Y luego dirán algunos que Europa es el mejor remedio contra los nacionalismos nacionales…