La “absorción” que temía Canalejas

Andaba don José Canalejas -uno de los más conspicuos políticos que ha tenido España, y tal vez el mejor entre los liberales- turbado entre las aspiraciones, intereses, sentimientos y pasiones de unos y otros -escuelas confesionales, laicas, racionalistas…-, entre políticos liberales, demócratas, conservadores, idóneos, republicanos de toda laya, socialistas , anarquistas…, y él quería, como su tío Francisco de Paula, y como tantos otros, una España limpia, serena, libre, holgada. Quería oponer la fuerza del Estado -escribe en su Memorandum, de 1906- a la absorción de un elemento cualquiera, por santo y respetable que sea. (…) Sociedad, en la cual un elemento, una clase, una fuerza, un princpio, una organización prevalezca sobre el conjunto, está condenada perpetua e indefinidamente al estancamiento, ya que en ella no puede prosperar ninguna idea redentora ni surgir ninguna idea espontánea. Hoy diríamos, una sociedad totalizada, absolutizada por algo. Qué incitación a la libertad. (Con tal que el Estado no sea el absorbente).