(Espíritu del Padre y del Hijo: Hech 2, 32-36)
El Espíritu, que el Padre
a su Hijo le regala,
regalándole la vida
y la exaltación más alta,
que es sentarle a la derecha
de su gloria soberana.
El Espíritu, que el Hijo
sobre los suyos derrama
haciéndoles los testigos
de su fuerza y de su gracia,
mientras recorren el mundo
para anunciar su Palabra.
Viento divino que anima.
Viento que refresca y calma.
Viento que trae y que lleva.
Viento que mueve y arrastra.
Que Jesús es el Señor
y su Espíritu nos salva.