El túnel de la anestesia

 

Al entrar en el  plácido

túnel de la anestesia,

creo en la ciencia de los doctores.

Si he de continuar después

por el túnel final de la muerte,

creo en la bondad de Dios,

al grito desnudo

del padre del epiléptico,

que nos cuenta Marcos, nueve veintitrés:

– “Creo, Señor, y remedia

mi falta de fe”.