El premio foral de la Paz

 

          Cuando el Gobierno nacionalista vasco-independentista de Navarra creó en 2016 el Premio del Dia Internacional de la Paz, muchos lo recibieron con recelo, hartos como estaban de la falsa retórica de la paz, el diálogo y cosas así, que tanto nos hicieron padecer a una con la complacencia hacia el mundo etarra de los que se llenaban la boca con esas abstracciones. Ahora el Gobierno socialista-autodeterminista de Navarra premia con ese premio al Foro Gogoa. No lo conozco suficientemente como para juzagar el acierto o no de la concesión, aunque no suelo discutir los premios: no es un buen método. Como se sabe, los primeros premiados son lo premiadores. Con todo, me gustaría saber si el Gobierno foral consultó la decisión con las víctimas del terrorismo y conocer también la opinión de las mismas sobre esa decisión.

De la ceremonia de entrega, situada en Tudela, donde la presidente del Gobierno fue abucheada hace poco en otro acto, por su connivencia política con Bildu, me intrigan algunas palabras de nuestra primera autoridad. Cuando esta enfatiza que están con todas las víctimas sin excepción y, como no permitieron  que callaran su voz en los tiempos más oscuros…, ¿a quién se referirá? ¿Quiénes fueron los que no permitieron eso? ¿Acaso todos sus socios de Gobierno? Cuando afirma que no van a permitir que otros traten de monopolizar su discurso, alguien podría decirle que basta que sean las propias víctimas las que lo monopolicen, que es lo que sus socios no toleran. Tal vez tendría que preocuparle que sean varios de sus socios los que siguen monopolizando la ideología política de ETA.

Me entristece leer párrafos como este: Continuaremos exigiendo a todos aquellos que se congregan en las plazas paa dar la bienvenida a una persona condenada por terrorismo que reflexionen, que entiendan que su reivindicación es injusta, equivocada. No, mujer, qué alarde de buenismo o de cobardía ¡Lo que hay que evitar, visto lo visto tantas veces, es que se congreguen para eso! Chivite, continúan las crónicas, abogó por tratar de  dejar atrás, mediante  la reflexión, el diálogo y la voluntad, los tiempos oscuros de división social y de violencia... De odio y de terror, diría yo. Sí, sobre todo mediante la voluntad, que no la hay, de no confundir víctimas con verdugos; de no premiar a los amigos de estos cuando el interés partidista lo exige; de no blanquearlos de continuo; de no promover su fanatismo antiespañol y antinavarro aceptando sus votos…

Qué triste conmemoración del Día Internacional de la Paz, aunque sea concediendo un premio…