Crímenes sin castigo

Mientras en cada país europeo los ciudadanos les ajustan las cuentas a sus respctivos gobiernos a cuenta de la crisis económico-financiera, la mayor parte de los responsables directos de la misma campan por sus negocios, hasta escriben libros donde cuentan sus hazañas, y siguen en sus puestos. Con la excepción de media docena de elllos que han acabado en la cárcel. comenzando por Bernard Madoff, que estafó a medio mundo. Ya veremos cuánto tiempo tardan en salir. Con todo, la inmensa mayoría están a salvo. En Grecia, los políticos y banqueros, expertos bien probados en la corrupción y el fraude, se tiran ahora los trastos a la cabeza, acusándose mutuamente, pero desde los bancos del Gobierno o de la oposición y desde los despachos. Ninguna de las propuestas de los Gobiernos del G-20 para someter a mayor control la actividad espculativa de los financieros se ha llevado a cabo, y las iniciativas hodiernas en esa dirección, de Gran Bretaña, Alemania y Francia, todavía no se han puesto en acción. Sólo un proceso abierto por el fiscal general de Nueva York, que investiga a ocho grandes bancos por engañar y sobornar a las agencias de calificación, sigue vivo. El cofundador norteamericano de uno de los fondos de alto riesgo ha llegado a decir: EEUU es ahora más comunista que China. Pero se trata de un comunismo para ricos. Se está rescatando a los financieros, a los bancos y a la aristocracia de Wall Street, no a la gente pobre que quiere pagar su hipoteca. ¿Quién se imaginaba otra cosa?