¿ Europa vuelve a creer?

No sé si Paul Krugman, el premio Nobel de economia en 2008, tiene razón cuando reprocha al BCE no hacer una rebaja drástica de los tipos de interés y no imprimir montones de billetes. O si acierta cuando critica a la Reserva Federal de no entrar en acción para estimular la economía. O si es un genuino profeta de desdichas o adivino de un futuro cercano al escribir que se acerca una “catástrofe sin paliativos” a Europa. Hace dos días, el diario español más leído, que lo mismo acoge trabajos entusiastas sobre Europa que los más pesimistas y lóbregos articulos sobre la Unión Europea, el euro, la Comisión o el Consejo, nos desayunaba con un título que parecía increible: Europa vuelve a creer. ¿Por qué? Pues, por  su decisión valiente de conceder los recursos necesarios para el sistema financiero español. Por haber evitado la tragedia de la bancarrota y hasta de la desaparición de la moneda única. Nada menos. Y tras un repaso a todos los males del sistema bancario español, incluida la responsabilidad del Banco de España, terminaba diciendo: A partir de ahora cabe imaginar un futuro en que la pesadilla vivida por el continente comience a quedar atrás, aunque aún quede mucho sufrimiento en términos de paro, sacrificios y vidas rotas.Tanta necedad, tanta prosa malvada sobre Europa no nos impresionaría, y, por contraposición, artículos como éste no nos sorprenderían, si supiéramos un poco de reciente historia europa: cómo los padres fundadores -que no fueron precisamene marxistas- huyeron desde un comienzo de todo populismo nacionalista, por europeo que  pareciese; cómo no buscaron ante todo una retórica política atractiva, sino una sólida técnica organizativa, que comenzaba por el solar práctivo y no por el tejado  teórico, por la cocina y no por el palomar; cómo quisieron que Europa se construyera por logros concretos, por bases comunes de desarrollo económico, y no “de una vez ni en una obra de conjunto”; cómo dejaron de darle nombres rumbosos y rimbombantes, a los que tan dados son los políticos  hodiernos que conocen mal Europa: Federación, Confederación, Estados Unidos de Europa… (cual si la Unión Europea fuera la Alemania de Bismarck, la Francia de De Gaulle o la Gran Bretaña de Churchill); cómo desearon siempre ante todo la garantía de los derechos y deberes individuales ante la voracidad  insaciable de poderes públicos y privados. ¿La crisis de hoy? Todas las crisis son para la Unión Europa ocasiones de crecimiento. La de hoy llevará a pensar en serio en una unidad bancaria, en un armonización fiscal.., según y cómo, ya veremos, que no es fácil la cosa. Sólo lo es para quien, con una ignorancia pasmosa, confunde a la UE con su ayuntamiento, su diputación o su gobierno nacional. Sobran, pues, todas esas retahilas conservadoras o progresistas, que parecen ejercicios de bachilleres. La UE es una creación singular, única. Todas las vulgaridades no le van. Todas las demagogias no le tocan. Todos los lugares comunes le son inútiles.