Ante la conferencia de “paz”

La conferencia de paz, así llamada por sus organizadores, del entorno de Batasuna-ETA, que se abre mañana en San Sebastián-Donostia, tiene por objetivo, como vengo escribiendo hace muchos años, no la paz, como se entiende desde el Antiguo Testamento, sino la paz, entendida por ETA, que es la consecución del derecho a la autodeterminación, como paso previo a la independencia. Si todavía alguien lo ignora, no ha entendido nada sobre ETA y su conflicto. Por mucho Kofi Annan que nos echen por delante, y aunque ETA anunciara con esta ocasión su cambio de táctica -lo que es mucho imaginar-, la Conferencia está montada por Batasuna-ETA y sus interlocutores surafricanos e irlandeses del Norte para identificar el conflicto de ETA con el conflicto de  secesionistas-unionistas en Irlanda del Norte y con el conflicto negros-blancos en la República Surafricana. Es decir, para dar carta de legitimidad a ETA, para justificar políticamente, si no moralmente, sus 858 víctimas mortales y sus muchas más: heridas, extorsionadas, exiliadas, amenazadas… Pero, sobre todo, para sacar todos los réditos posibles de su no confesada derrota militar, para disimular y adornar la rendición, si llegara el caso, y conseguir por su cambio de táctica las concesiones políticas, que enumera el Acuerdo de Gernika, pacto que une a la mayoría de los independentistas vascos entre sí. Todo lo demás es ceremonial, ante un Gobierno de España, que calla, él sabrá por qué, y el partido de Jesús Eguiguren, que lucha por su supervivencia en Euskadi.