Archivo por meses: mayo 2010

Salvar el euro, salvar Europa

Fuerte y débil esta Europa nuestra: ese milagro compuesto de 27 países, tan distantes, tan distintos. Lo cierto es que ante la emergencia, Grecia ha tomado medidas extremadamente incisivas, que no eran imaginables hasta hace poco,  que transforman la cultura política del país; Alemania, en vísperas de unas importantes elecciones regionales, ha aprobado una procedimiento doloroso, muy impopular, por defender el euro, heredero del marco, y la Comisión Europea ha puesto en práctica un sistema de coordinación y vigilancia sobre los presupuestos nacionales, que varios Gobiernos habían rechazado durante años. Lo que indica la necesidad de un gobierno de la economía. No se puede tener una unión monetaria sin una fuerte unión económica. El mercado único integrado es más necesario que nunca y hacerlo mucho más sólido es una de nuestras urgencias. El  llamado socialismo del gasto fácil e indeferenciado se ha terminado y, en el mejor de los casos, se abre la época del socialismo de la austeridad y de la justicia mucho más afinada, dejado, por lo que se ve, aunque con muchas reticencias, en manos de los partidos llamados conservadores. Es la hora de los consensos fundamentales y de una nueva autoridad económico-política, que tenga en cuenta los muchos errores recientes.

Una cuestión de sentido

El viaje de Benedicto XVI a nuestro vecino Portugal, ese país fascinante, tan olvidado de los españoles, ha sido un éxito, se mire por donde se mire, y ha estado sembrado de hechos, gestos y palabras felices. En su primer saludo, al llegar a tierra portuguesa, el día 11, el papa se refirió a las relaciones mutuas desde el origen de la nación lusitana, con sus reyes fidelísimos, que regían un imperio; su República laica a comienzos del siglo XX, y sus concordatos posteriores: Puesta en la historia, la Iglesia está abierta a colaborar con quien no margina ni reduce al ámbito privado la consideración esencial del sentido humano de la vida. No se trata de un enfrentamiento ético entre un sistem laico y un sistem religioso, sino más bien de una cuestión de sentido a la que se confía la propia libertad. Lo que distingue es el valor atribuido a la problemática del sentido y a su implicación en la vida pública. (…) Vivir en la pluralidad de sistemas de valores y de cuadros éticos requiere un viaje al centro del propio yo y al núcleo del cristianismo para reforzar la calidad del testimonio hasta la santidad, encontrar caminos de misión hasta la radicalidad del martirio.

Jueces buenos y malos

La adscripción ideológica de jueces y magistrados solía aparecer hasta hace poco en las noticias relacionadas con los órganos de gobierno de la administración de Justicia. De un tiempo a esta parte, y gracias sobre todo a los medios informativos, y en especial al diario madrileño EP, el etiquetaje  se aplica sobre todo a los jueces en su misma función jurisdiccional. No es la primera vez que protesto por tal impostura, por tal sectarismo. Ahora, tras las protestas de varios jueces y magistrados, hartos de que, con toda intención política, se les tilde a cada paso de conservadores o progresistas, con manifiestas y sonoras contradicciones, como en el caso  de Garzón o del Estatut,  la defensora del lector del diario citado se ve obligada a escribir: El que los jueces puedan estar bajo sospecha de parcialidad es demoledor no sólo para la justicia, sino para el sistema democrático. No hemos llegado a esta situación por culpa de los medios, pero los periodistas tenemos nuestra propia responsabilidad: la de atenernos estrictamente a los hechos, centrarnos en lo que es más que en lo que puede ser, y evitar cualquier anticipación especulativa.

Gloria y drama de Matteo Ricci

Ayer se clausuró la celebración del cuarto centenario del jesuita Matteo Ricci (Macerata, 1552-Pekín, 1610). Nacido el año en que moría Francisco de Javier a las puertas de China, fue el gran misionero católico en ese inmenso país, donde fue llamado Li Madou: el sabio de Occidente. Estudioso de matemáticas, astronomía y geografía, además de los estudios específicos de la Orden, en Roma, Goa, Cochín y Macao, desde aquí, acompañado por otro jesuita italiano Michele Ruggieri, partió para China, donde, hecho chino entre los chinos en todos los actos y momentos de su vida  y en todas las ciudades donde vivió, llegó a la capital, Pekín, el año 1600, esta vez en compañía del jesuita español Diego de Pantoja. Para entonces había escrito en chino tres libros sobre Dios, la amistad y la memoria, y  traducido al latín cuatro libros de Confucio. El emperador Wan Li los acogió en las dependencias imperiales y los propuso como profesores del personal palaciego. Ricci fue considerado gran maestro, admirado por todos los intelectuales. que le trataron. Siguió escribiendo en chino libros científicios y religiosos y traduciendo del mismo idioma. Cuando murió,  aún  joven, había 16 misioneros católicos en el país y 25.000 cristianos. Pero a mediados de siglo, el diablo que todo lo añasca, revolvió a varios misioneros  dominicos y franciscanos -antijesuítas, al fin y al cabo- y a ciertos personajes de la Curia Romana, que enredaron de lo lindo durante un siglo en torno a los llamados ritos chinos -prácticas de veneración a los difuntos, algunos ritos confucianos y cierto vocabulario indígena-, que Ricci y sus compañeros habían hecho suyos dentro de la actitud general de encarnación en la cultura china sin perder para nada el espíritu cristiano. El papa Benedicto XIV, gran canonista en Roma pero ciego a lo que nacía en el Extremo Oriente, condenó con carácter definitivo en 1742 (hasta 1939) los ritos chinos, y con ello condenó para siglos la incipiente y gloriosa Iglesia católica china. Demasiado cómodamente, Juan Pablo II, en un mensaje al congreso internacional sobre Ricci, celebrado en Roma, el año 2001, podía escribir: Tuvo mérito especial en la obra de inculturación, elaboró la terminología china de la  teología y la liturgia católica, creando así las condiciones para dar a conocr a Cristo y encarnar su mensaje evangélico y la Iglesia en el marco de la cultura china. Los obispos chinos, presentes en el Concilio Vaticano II pidieron la apertura del proceso de beatificación del jesuita europeo-chino Matteo Ricci.

¡Visca el Barça!

Sé que a mis parientes y amigos culés les parecerá mal y hasta mezquino, pero una vez celebrado esta noche por todos, también por mí, el nuevo triunfo del mejor equipo del mundo, me convierto en diablo cojuelo y veo al presidente Joan Laporta, una vez pasados todos los fastos de las celebraciones, redactar el artículo correspondiente del Ideario del nuevo partido independentista catalán, que lleva entre manos, y escribir con mano temblorosa: Haremos todo lo posible por sacar al Barça de la  Liga Española  de Fútbol y constituir la Primera División de la Liga Catalana, como el medio más popular de atraer a la causa de la independencia de Catalunya la afición generosa de miles de ciudadanas y ciudadanos catalanas y catalanes. (Traducción propia del texto originalmente en catalán).

Que por mayo era, por mayo…

                            Que por mayo era, por mayo,
                            cuando hace la calor,
                            cuando los trigos encañan
                            y están los campos en flor,
                            cuando canta la calandria
                            y responde el ruiseñor…

Ayer, fiesta de san Isidro, en torno a las ermitas románicas de San Pedro de Echano y del Cristo de Catalain junto al embalse de Mairaga, no hacía calor y chispeaba. Los trigos y cebadas estaban encañados; las cebadas a punto de volverse ceriondas. Los campos estaban en flor múltiple y exultante. No vi ni oí cantar las calandrias, que para eso suben hacia el cielo, y el ruiseñor todavía no había llegado a la Valdorba, pero sí oímos a los omnipresentes mirlos dar los últimos afinamientos a sus monótonas flautas. Había un silencio prieto y solemne, como de grandes fiestas. El santo patrono de los labradores se paseaba, el arado ya como símbolo, por un paraíso verde y sin sospechas. Las aguas de las perennes lluvias pasadas se derramaban por doquier, entre álamos, chopos, sauces, fresnos y alisos. El viejo álamo, derrotado, de Catalain, ha dejado un larga familia de vástagos jóvenes, que tardarán muchos años aún en sustituirlo. La celeste lámina de Mairaga se rizaba al vientecillo de la tarde y el agua llegaba al cuello de la presa de la que huía rumbo al Cemborain.- Era el espacio y el tiempo de la belleza, que es infinito y eterno.

El beneficio inmediato

Aunque los medios informativos tratan casi siempre la crisis económica mundial desde el punto de vista económico, muchos filósofos, moralistas, teólogos, politólogos, y algunos economistas también, han reflexionado durante muchas horas sobre otras causas de la crisis, conscientes de que el colapso financiero ha venido a demostrar la fragilidad del sistema económico actual, montado sobre la plena autoregulación del mercado, y convencidos de que la  llamada verdad económica (“científica”) no abarca toda la verdad que corresponde a la realidad completa del hombre. El afán desmedido de un lucro desmedido a la vez lleva directamente al cortoplacismo y concede un papel central a la economía financiera, donde predominan las actividades especulativas, que buscan sólo el beneficio inmediato. Si lo que se llama eficiencia rápida es el criterio único o prevalente de la actividad humana, cualquier medio se antoja válido para alcanzarla: sea el enredo, el engaño, la mentira, el fraude, la estafa o la coacción.-  La historia nos ha enseñado que ni el colectivismo comunista, con su planificación estatal, fue la solución que muchos millones de hombres esperaron, ni la absolutización del mercado lo  fue ni lo está siendo. Es hora de preguntarnos, pues,  por los vicios del sistema, pero también por los vicios de la sociedad que lo mantiene y lo cultiva. Y,  para ser prácticos y no subirnos por los cerros de Úbeda del cómodo moralismo,  más nos valdría preocuparnos por una sólida moral pública aprendida en nuestras escuelas, institutos,  universidades y en nuestros medios  de comunicación. Está visto que la sola verdad económica (“científica”) está lejos de ser ni siquiera eficiente.

De la demofilia a la demagogia

Una cosa es la demofilia (demófilos) el amor al pueblo, y otra la demagogia (demagogos), entendida  como  conducción o gobierno, no siempre tiránico, como los llamados así en Grecia y en todos los tiempos, sino también un gobierno, que  adula, halaga, exalta y seduce al pueblo por medios no lícitos o medios  no del todo honestos, como el engaño, el disimulo, la argucia, el embeleco, el señuelo, la adulación, la candonga, la trapacería, la tramoya, la coba… La demagogia es la primera tentación pública de todo político, primeramente dentro de su propio partido y después dentro de la porción del pueblo que le toca gobernar. Modo de defensa, de reto o método de conducta habitual, la demagogia es una hijuela del irrealismo y de la correspondiente falsedad del político, que busca así alcanzar sus objetivos propuestos y no a través de los medios justos habituales en toda politica que merece el nombre de recta y honrada. Creo que este es el caso de muestro presidente del Gobierno, que ha tenido muchos precedentes en la historia de España y de todo el mundo. Ayer fue la prueba contundente de esa política equivocada. Se vinieron abajo palabras, promesas, seguridades, acuerdos, pactos, presupuestos, previsiones… Demagogias. Dice el refrán que antes se coge al mentiroso / que al cojo. El refrán vale igualmente para el demagogo de cualquier demagogia,  especie de mentira o, al menos de engaño, siempre al servicio no del pueblo, sino de un partido, de una dirección, de un grupo, de una personalidad o personaje.  

El trece de Mayo / a Cova de Iría…

Leo un reportaje sobre la Igesia en Portugal, escrito por el clérigo y poeta católico Jose Tolentino Mendonça, que resume así: Una Iglesia todavía organizada al estilo trdicional y en ocasiones presa de atavismos ya superados, pero que se abre a nuevas dinámicas de relación con la sociedad. No es mucho decir. Mucho más me ha impresionado el mensaje de Benedicto XVI envió ya dese el avión que le llevaba a Lisboa y Fátima, sobre el pecado en la Iglesia, en vísperas de la celebración de las apariciones de Nuestra Señora, la Purísima Madre de Dios y de la Iglesia: Eso lo hemos visto siempre, pero ahora lo vemos de una manera realmente aterradora: la mayor persecución a la Iglesia no viene de los enemigos de fuera, sino que nace del pecado de la misma Iglesia. Y ésta tiene por tanto profunda necesidad de volver a la penitencia, aceptar la purificación, aprender el perdón, pero también la necesidad de justicia. El perdón no sustituye a la justicia. Divinas palabras. Nos recuerdan, frente a todas las apologías baratas y a mucha ignorancia de la teologìa eclesial, las palabras del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia her¡da por los pecados de sus hijos, que a un inmenso  teólogo conciliar como Rahner le hacía decir: De hecho el documento conciliar, fiel a la realidad, es consciente de que la Iglesia es una Iglesia pecadora y no sólo de que en ella existen pecadores.– Hay que ver con qué alborozo reproducía EP estas palabras del papa a la vez que recogía el testimonio de un vaticanista italiano para quien la declaración papal es un ejemplo de honestidad intelectual, que incluye un agradecimiento implícito a los medios de comunicación que han infomado sobre los abusos de pederastia, por ayudarle a determinar la verdad y hacer limpieza de la Curia, que achaca los ataques externos a la mentalidad del 68 y al relativismo moral. Y esto a los pocos días de que la defensora del lector, de EP, Milagros Pérez Oliva, bajo el título Pederastia y papafobia, respondiendo a muchas y severas críticas de los lectores del diario a su línea papafóbica, anticlerical y de laicismo excluyente – no soy yo solo quien lo ha juzgado así- escribiera que es lamentable que títulares inexactos y falaces y un innecesario puntillismso sobre ciertos episodios de abusos hayan  inducido a pensasr que el diario se ensaña con las dificultades de la Iglesia y empañar de este modo el buen trabajo realizado.

Entre el poder y la autoridad

Que la Iglesia de España haya perdido poder es algo indiscutido, y positivo a la vez, a tenor de los criterios del Vaticano II y sobre todo del Evangelio. Que haya sido voluntaria o involuntariamente, con ser importante, no es lo principal. Dejemos a la historia y a la sociología ese análisis. Que  esa misma Iglesia haya perdido autoridad, en el sentido de la autoridad que se reconocía a Jesús de Nazaret, es mucho más grave. ¿Estorban hoy los valores cristianos y no sólo la Iglesia concreta? Algunos así lo afirman, cuando subrayan que la fraternidad se ha vuelto solidaridad, el amor se degrada en sexo o, a lo más, en caridad sin justicia -al revés de lo que significa hoy la institución Cáritas-, y desaparecen o se desprecian valores como la humildad, el perdón, la castidad, y hasta la moral, junto al metasigno de la cruz. No estoy de acuerdo con estos profetas de calamidades, y, en en todo caso, tendríamos que distinguir mucho. Vivimos en un momento que exige reflexión, también autocrítica, sin la cual toda crítica es estéril, y acción evangelizadora, pero a tono con nuestro espacio y nuestro tiempo. Las palabras y la vida de Jesús, a quien cada día vamos conociendo mejor, no coinciden, por desgracia, con las de los cardenales  y papas del Renacimiento, ni con las de muchos progresistas a la violeta del siglo XXI, pongo por caso. Si esa vida admirable la continuáramos en nuestras vidas, personal y colectivamente,  nos importaría poco si tenemos mas o menos poder y tendríamos seguramente mucha mayor autoridad, al menos delante de todos los que buscan, de un modo u otro, el reino de Dios. Y  entonces alguien de entre ese más de la mitad de los menores de 35 años que, según el último informe del Instituto francés Ifop, opinan  en España que el cristianismo no tiene nada que decir a la sociedad actual, podría cambiar de opinión.